ENTREVISTA

Mariano Taccagni: “Lucho desde el arte para dar visibilidad”

En diálogo con este multimedio, el director teatral presentó su obra y reflexionó sobre la cultura en la actualidad.

Bajo el texto de la nouvelle Querido Diego, te abraza Quiela de Elena Poniatowska, Mariano Taccagni pone en escena una adaptación titulada Quiela, el amor antes de Frida. Esta pieza está basada en la relación amorosa entre el pintor Diego Rivera y la artista plástica Angelina Beloff.

Su relación fue intensa, triste y ambos sufrieron la pérdida de su único hijo debido a una enfermedad. Allí fue cuando el hombre decide abandonar a la mujer, que debe enfrentar la soledad y el desamparo para intentar salir adelante. Es más, lo espera a su regreso de un viaje, pero la situación del encuentro nunca sucederá.

En diálogo con este multimedio, el dramaturgo y realizador teatral presentó la obra que pondrá en escena el próximo 15 de agosto, a las 18, en el Teatro Estudio de La Plata.

–—¿Bajo qué circunstancias nace este proyecto? ¿De qué forma llegó este guion a tus manos?

—Sucedió que Mariel Rueda, la actriz que interpreta a Angelina Beloff (Quiela), me acercó la nouvelle de Elena Poniatowska porque le había apasionado. De esta manera, me enteré que ella soñaba con un unipersonal, entonces me dijo que si me interesaba podía darle forma dramática para luego dirigirla. Además, junto a Mariel trabajamos juntos en Saltimbanquis y la dirigí en mi obra Sala de profesores. Nos entendemos muy bien en el escenario, sobre todo cuando se trata de contar historias tan profundas.

—Entonces es una historia de amor de dos personajes clásicos del arte internacional, ¿qué mensajes po­drías destacar de esta obra?

—Creo que cada espectador puede extraer los mensajes que necesite. El universo de Quiela es infinito. Uno de ellos puede estar dado porque el arte sana, otro podría ser que uno es suficiente. Es decir, ella es una “recuperada” de dos grandes abandonos que debió enfrentar. El primero estuvo dado por la pérdida de su pequeño hijo Dieguito que murió cuando era apenas un bebé a causa de la meningitis, por entonces una enfermedad mortal. Luego, su esposo Diego Rivera, que la dejó para irse a México con la promesa de regresar a buscarla y nunca lo hizo.

—Y en este contexto de aperturas paulatinas, ¿qué otros proyectos tenés entre manos?

—Por mi parte, reestrenaré el 7 de agosto Che, amor, una obra musical de mi autoría y dirección (que tuvo su primera temporada en diciembre 2020) y que llega a La Plata el mismo día que Quiela, pero a las 21. Por otra parte, estoy escribiendo dos nuevos trabajos, ambos pertenecientes al género musical.

—Estando en movimiento y con la reposición de las actividades artísticas, ¿qué análisis hacés sobre la escena actual?

—Considero que es una escena actual rica y activa porque es experimental. En pandemia, la carencia de producciones comerciales potenció el teatro independiente. Y ahí vamos los dramaturgos, los actores, los directores a drenar historias que nos gusta contar.

Por otra parte, el público ha sido y es muy generoso con mi arte. Me tienen como un artista inquieto, y es que lo soy. Escribo, dirijo, actúo y canto. En pocas semanas me vuelvo a subir al escenario para hacer Identidad testimonial, un musical con idea y dirección de Pablo Gorlero. Reúne un repertorio de canciones de teatro musical que hablan de la discriminación, las diferencias, en momentos muy oscuros de la sociedad mundial.

Siento que aún me faltan muchas aristas por recorrer. Hice mucho, pero me gustaría finalmente editar mi libro de poemas, como también quizá indagar en la narrativa breve.

—Y en tiempos de empoderamiento y conquistas de género, entre otras, ¿vos cómo te comprometés?

—Lucho desde el arte para dar ­visibilidad. Tanto Quiela como Che, amor son también proclamas. Solamente desde el arte me siento hábil para levantar una ­bandera.

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