Jugando a crecer y aprender: maestras jardineras en tiempos de pandemia

Gisela Gagliardi cuenta cómo es trabajar de forma virtual con niños de temprana edad que están recibiendo contenido y clases de una manera distinta.

Aprendiendo a jugar, enseñar y divertirse. Todas tareas y funciones que suelen darse en los jardines de infantes, en donde los niños dan los primeros pasos para desprenderse de los “papis” y conocer a las primeras “seños”. Esto es lo que suele pasar en tiempos donde todo funciona con normalidad. Ahora bien, ¿cómo es ser maestra jardinera en tiempos de pandemia?

En la Jornada Nacional de los Jardines de Infantes, en honor a Rosario Vera Peñaloza, mujer que dedicó su vida a la enseñanza a temprana edad y fundó el primer jardín en la Argentina, Gisela Gagliardi parece seguir sus pasos. “Es una profesión que elegí desde muy chiquitita, cuando jugaba con las muñecas o con amigas a que era la señorita Gi, y me la pasaba educando a los nenes del barrio y a los bebotes. Era eso o hacer Educación Física con los chicos, eran dos cosas que me gustaban”.

—¿En qué año fue?
—En el 99, en el Jardín Estrada y en Inmaculada. Y estuve varios años. Porque primero fueron mis años de residencia y suplencias, durante cuatro años. Y después estuve en un jardín maternal que se llamaba Confites, y ahí estuve 9 años. Con sala de 2 años, más lindo todavía porque más amor. Y después el San Cayetano que estuve 5 años y después en el Pilar que hace ya 15 años que estoy.

—¿Cómo manejan el paso del niño del jardín a la primaria?
—Hay una correlación entre salita de 3 hasta sala de 5. Fui por mucho tiempo maestra de sala de 3, era como la “mamá pollita”, la que los iniciaba. Pero con el tiempo me di cuenta que estaba más para el lado de la enseñanza pedagógica que esto del despegue del ambiente familia al ambiente escolar. Me incliné por sala de 5. Me encanta formar la independencia en los niños, que eso cuesta mucho, y garantizar los hábitos de enseñanza que también es otra cosa que en los maestros es difícil de conseguir.

—¿Cómo están dando clases en cua­ren­tena?
—Al principio fue muy difícil. Dábamos clases por grupos de Whatsapp de padres, donde teníamos un padre referente y al cual le bajábamos toda la actividad. Pero sentíamos que no teníamos un contacto estrecho con los niños. Entonces pensamos que al nene le faltaba eso de la seño, y a nosotras nos faltaban los chicos. A través de conferencias de Zoom evaluamos tener grupos de Facebook . Así armé un grupo donde admití a todos los papás de los nenes. Y ahí subo mis videos y ellos me responden con las actividades a través de fotos, videos.