La casa de “Almafuerte”
Poeta y periodista de proverbial pluma, en este capítulo de “Postales” nos adentramos en el espacio físico donde vivió el alma de Pedro Bonifacio Palacios durante los últimos 10 años de su vida, en 66 entre 5 y 6
La casa que habitó Pedro Bonifacio Palacios en sus últimos año de vida es hoy un museo que sintetiza la vida y la obra del autor de “A la libertad” y “Piú avanti”, entre otros poemas de este platense adoptivo, más conocido como Almafuerte.
Calle 66 al numeral 530, entre 5 y 6. Las fotos de Hoy nunca dejan de asombrar, porque sus obras, manuscritos y dibujos, fueron únicas, y se conservan en la casa-museo que lleva su sobrenombre: “Almafuerte”.
En una de las postales que estaban en el Archivo General de la Nación, vemos al periodista en la puerta de su casa. Antes de que mayo nos regale hoy su último día, vale destacar otra vez la memoria de un grande, del que se cumplieron -el 15 de mayo- 164 años de natalicio.
Fue un hombre de elevados principios, al que un periodista de sus tiempos, José Niño, llegó a describir así: “A veces dócil como una criatura, a veces bravo y soberbio como un genio; un día franco, comunicativo, abierto, meloso; otro huraño, esquivo, reconcentrado, intolerable. Como esos cuerpos que oscilan sin haber encontrado todavía su centro de gravedad, pero que, a la larga aciertan con el equilibrio y se quedan quietos”.
Había nacido en un pueblito que empezaba a conocerse como Morón, donde fue bautizado por sus padres Don Vicente Palacios (descendía de una “familia acomodada”) y Doña Jacinta Rodríguez (fallecida muy joven, con 36 años), que tuvieron cinco hijos, casa propia, campos en Navarro y un hijo famoso como maestro, poeta, pintor y periodista argentino.
Periodista en La Plata
En 1907 se afincó en nuestra ciudad haciendo gala de su pluma, trabajando en el diario El Pueblo, donde firmó de distintas formas, además del seudónimo con que pasó a la eternidad. Era “Platón”, “Eros”, “Juvenal”, “Fígaro”, “Patricios”, “Bonifacio”, “Veritas”, “Municipio”, “Pastor” o “Tío Colbert”.
Al morir en 1917, “la casa de 66” quedó abandonada, hasta que el grupo Bases (integrado por poetas locales) la convirtieron en museo y en centro de reunión.
En julio de 2014, una ordenanza designó con el nombre “Almafuerte” a la Rambla de la avenida 66, en el tramo comprendido entre las Avenidas 1 y 7.
¡Piú Avanti!
No te des por vencido ni aun vencido, no te sientas esclavo ni aun esclavo; trémulo de pavor, piénsate bravo y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido, que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo; no la cobarde estupidez del pavo que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios, que nunca llora; o como Lucifer, que nunca reza; o como el robledal, cuya grandeza necesita del agua y no la implora...
¡Que muerda y vocifere vengadora, ya rodando en el polvo, tu cabeza!
