¿La hora de las calesitas? Tras casi siete meses, volverían en esta etapa

La apertura anunciada en Capital Federal hace pensar que el tradicional juego también podría regresar en La Plata. Un punto a favor es que la actividad se desarrolla al aire libre.

Cuando cerró con llave la puerta del perímetro, Silvia Steiner no sabía que iba a volver a su calesita de Parque Saavedra recién seis meses después. Esa noche se anunció el inicio de la cuarentena.“Me afectó mucho porque trabajo hace 53 años y es la primera vez que paro durante tanto tiempo. No estoy acostumbrada a no trabajar; acá pasé por la inundación, tormentas y granizo, pero nunca una pausa así”, contó a diario Hoy.

Silvia lleva casi un cuarto de siglo junto a su calesita y, tras distanciarse por medio año, el deterioro la entristeció. Sin embargo, se repuso y llenó siete bolsas de consorcio con las agujas de los pinos. “Nunca había visto así la calesita”, reveló. Después su hijo la ayudó a lavar el techo, a pintar y a arreglar las plantas de los canteros. Ahora, como todos los calesiteros de La Plata, espera que la próxima etapa del aislamiento sea el momento para volver a encender el motor.

“Más allá de todo lo que está pasando, que es horrible, lo pienso como un tiempo para disfrutar más de mis hijas”, dijo a Hoy Patricia Franchi, que desde 2011 está a cargo de la calesita de Plaza Belgrano. “Yo tengo esta filosofía: si entra menos, gasto menos”, contó, y agregó que también es ingeniera en sistemas y docente secundaria.

“Ser calesitera es algo más de todo lo que hago”, aseguró Franchi, quien después de trabajar durante seis años en Capital Federal decidió que ya no quería viajar tanto para pasar más tiempo con mis hijas. “Se me dio lo de la calesita y la compré”, contó, y añadió: “Me gusta mucho hablar con las personas, que me cuenten sus historias; por otra parte, desde la calesita también veo la parte de la sociedad vulnerable. Esta parte social que me da la calesita me interesa mucho”.


La vuelta con protocolo

Para Pablo Cinti, dueño de la calesita de plaza Iraola de Tolosa, sostuvo que “el anuncio de la cuarentena tuvo el mismo efecto sorpresa que el 2 de abril”, en referencia a la tristemente recordada fecha en que La Plata quedó bajo agua. “Ignoraba todo lo que iba a venir; incluso ahora mismo ignoramos qué va a pasar mañana. El coronavirus fue un rayo que nos agarró indefensos”, dijo.

“Un domingo vine y me agarró mucha tristeza, tuve ganas de llorar: vi a los chicos abrazados a las rejas. La calesita les daba felicidad. Cuando venían pibes sin plata los hacía subir igual, es una alegría que no se olvidan más. Obviamente que uno vive de esto y no puedo hacerlo siempre gratis. Pero siempre tiene que existir la solidaridad”, relató.

Como Cinti, el calesitero del Parque San Martín, Rodolfo Picone, también extraña ver a los niños girar en barcos y caballitos: “Cuando paso por una calesita que está cerrada, sin música y sin chicos, siento un dolor terrible. Y cuando se acercan los chicos es peor, es como si estuviera tomando un helado y no les convido. Me parte el alma verlos apoyados contra el alambrado mirando para adentro”.

En las calesitas, aseguró Pablo Cinti, “podemos mantener un protocolo, subir a cuatro chicos por vuelta, rociar con desinfectante los caballitos. Hoy por hoy los chicos juegan en las plazas y los juegos no los desinfecta nadie”. Y concluyó: “Vamos a tener que convivir con el coronavirus. Ojalá venga rápido la vacuna, pero el mundo tiene que seguir andando”. Y las calesitas, también.

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