cultura

La ira según Séneca

Sus reflexiones nunca han sido más relevantes que hoy en día.

“La ira es una especie de locura, porque nos hace darle máxima importancia a lo que no la tiene en absoluto”. Lucio Anneo Séneca escribió estas palabras a mediados del siglo I, a principios del reinado de Claudio, cuarto emperador de Roma a partir de Augusto. Para Séneca, que alguien no respete el “ceda el paso” no es el problema. El verdadero problema es nuestra furia ante ello. La furia momentánea, el deseo de golpear o incluso matar al otro conductor amenaza gravemente la soberanía de la razón y, por lo tanto, la capacidad de elegir con justicia y actuar con virtud. La ira, en otras palabras, pone en peligro nuestra condición moral más que cualquier otra emoción, pues es la más intensa, irresistible y destructiva de todas las pasiones.

Irónicamente, Séneca terminó siendo víctima de una ira que no fue capaz de aplacar. Fue acusado falsamente de complicidad en una conspiración para asesinar al emperador Nerón –quien fue volviéndose cada vez más trastornado y paranoico– y condenado al suicidio en el año 65.

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