La lutería: un oficio y un arte que explora sonidos clásicos y actuales

En todas las épocas ha habido gente especializada en construir y reparar instrumentos musicales. Desde el trabajo artesano de hace cientos de años a la actualidad con máquinas y nuevos sonidos, diario Hoy habló con Fernando Bozzini, un lutier que se reparte entre lo nuevo y lo viejo

La palabra francesa lutherie es usada en una gran variedad de idiomas y hace referencia al arte de construir instrumentos de cuerda. El nombre luthier se relaciona con los primeros luthiers, y proviene de la palabra francesa luth, a su vez procedente del árabe laúd, un famoso instrumento de cuerda árabe. Genéricamente significa “la madera” y en gran parte del mundo hispano se traduce el término como laudero o lutero, que proviene de la palabra laúd, o el término tradicional violero, que tiene el mismo significado que luthier de constructor de instrumentos de cuerda; sin embargo, luthier, laudero o lutero han ampliado su significado a quien construye cualquier tipo de instrumento de cuerda y también los nombres se han hecho uno: lutier.

El trabajo de un lutier

Las labores que puede realizar un lutier son: reparación de violines, violas, violonchelos, contrabajos y violas da gamba y todo tipo de guitarras (acústica, eléctrica, electroacústica, clásica), cuatros, laúdes, archilaúdes, tiorbas, mandolinas y clavecines. Pero a estos trabajos hay que sumarle la tecnología actual, que puede hacer maravillas a la hora de acompañar a lutier en su trabajo.

Diario Hoy habló con Fernando Bozzini (40), que es lutier desde aproximadamente 15 años, y esto decía sobre su oficio artístico: “Yo aprendí hace mucho, en Banfield, con un hombre grande que ya falleció pero me enseñó todo lo que pudo: el gran Carlos. Él me fue enseñando todo, desde cómo elegir la madera correcta de la incorrecta, hasta cuánto calor darle a una pieza para doblarla y no arruinarla y reparaciones fabricando las piezas uno mismo, porque hasta hace unos años, muchas piezas de instrumentos que nos son, digamos, los tradicionales, como guitarras o bajos eléctricos o electro acústicos o a lo sumo un violín, no existían en el mercado de nuestro país, y traer piezas específicas de instrumentos específicos siempre fue carísimo”.

Algo de historia

A comienzos del siglo XVII, entre 1614 y 1620, el alemán Michael Praetorius (1571 - 1621), cuyo verdadero apellido era Schulz, Schultz ó Schultze, publica Syntagma Musicum, tratado sobre música e instrumentos musicales en tres volúmenes, con excelentes referencias de la música en el período griego, además de ser una importante fuente de referencia sobre organología y fabricación de instrumentos theatrum instrumentorum.

En el siglo XVIII el lutier tenía el monopolio de la construcción de instrumentos de cuerda frotada y pinzada, y desde esta época la lutería se asoció generalmente con las ciudades de Cremona, Mirecourt y París y las familias Amati (el padre y sus tres hijos, Cremona 1505 - 1684); Antonio Stradivarius (famoso por sus increíbles violines) y sus dos hijos (Cremona, 1644 - 1742); y los Vuillaume (Mirecourt y París, 1700 - 1875).

La actualidad de un lutier

“Ahora es más fácil” la vida de un lutier, “más variada, pero también lo es más irregular. Por ejemplo yo trabajo por mi cuenta y del boca en boca, cosa que me ha funcionado, pero tengo meses de mucho trabajo y meses de poco, eso es algo que no depende de nosotros” explica Fernando.

“Ahora las maderas están caras para fabricar un instrumento, por eso hay que saber elegir y comprar. Si la madera es mala, el instrumento nunca va a afinar, al igual que si la construcción es mala. Pero ahora tenemos la posibilidad de las herramientas mecanizadas, en las cuales los errores se fueron a -100 y podés quedarte tranquilo con una cortadora o agujereadora que va a hacer exactamente lo que vos quieras. Además, por los costos, es el momento de comprar instrumentos nacionales y repuestos nacionales, que muchos son de muy buena calidad y compiten con las primeras marcas” cerró Fernando.

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