La pandemia no frenó el avance del efecto invernadero en el mundo

Desde la Organización Meteorológica Mundial manifestaron que las concentraciones de dióxido de carbono permanecieron en aumento durante el 2020.

A pesar de que durante varios meses de este año las actividades que generan emisión de gases de efecto invernadero sufrieron un parate por la pandemia de coronavirus, desde la Organización Meteorológica Mundial manifestaron que las concentraciones de dióxido de carbono (CO2) permanecieron en aumento durante el 2020.

Diario Hoy dialogó con la doctora Josefina Blázquez, profesora adjunta en la cátedra de Termodinámica de la Atmósfera de la UNLP e investigadora del Conicet, quien aseguró que esos datos no fueron sorpresivos.

“No es una sorpresa porque el aumento de los gases se da desde hace décadas y este parate es un granito de arena en un desierto, es muy chiquito para una tendencia que tiene más de 100 años, no es sorpresa que siga aumentando la concentración de CO2”, afirmó.

La especialista aclaró que ese no es el único gas emitido, a la vez que resaltó que “permanece por muchos años en la atmósfera y aún si bajara a cero, tendríamos que esperar más de 100 años para que no se vean los efectos. A pesar de estos meses de parate, se van a seguir viendo porque fue circunstancial”.

En ese orden, cuando la pandemia de Covid-19 pase, la emisión de gases va a volver al ritmo habitual, por lo que la única manera de de-sacelerar el efecto es que se activen políticas de mitigación a nivel mundial.

“Argentina firmó el Acuerdo de París, lo ratificó en 2016, y ahí se comprometió a reducir las emisiones en un 18% para 2030. Todavía no hay ningún registro si se está caminando hacia ese objetivo pero es importante saber que los sectores de energía, agricultura, ganadería y silvicultura son los que más contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero en el país”, especificó Blázquez.

Para alcanzar esa meta (que podría extenderse a 37% si se recibe ayuda), Argentina propuso una serie de medidas como la promoción del desarrollo sostenible de bosques, la promoción de la energía nuclear y otras más limpias como la eólica, además del cambio en el modo de transporte.

“Si se alcanzan esas metas, se va a notar una reducción pero es importante que además todos los países que lo firmaron cumplan sus metas individuales, para que se vea una reducción en los impactos”, marcó la especialista.

Estos impactos son aquellos que repercuten directamente contra el planeta y la sociedad puede ver y sufrir, como es el caso de la generación de olas de calor o de frío, huracanes, inundaciones, sequías, donde se ven reflejadas las consecuencias de las emisiones de gases que genera la forma de producción actual.