cultura

La trágica vida de Sergei Nabokov

Murió el 9 de enero de 1945.

Sergei Nabokov fue uno de los mayores poetas de la historia de Rusia. Era tímido, miope, tartamudo y melómano –dormía con un busto de Wagner bajo la almohada– en una familia que se jactaba de carencia absoluta de oído. Cuando cumplió quince años, su hermano encontró su diario íntimo y se lo mostró a Nabokov padre. Allí, Sergei confesaba su homosexualidad, sus amores no correspondidos y su infelicidad. El exilio y la dispersión de la familia significaron un alivio. El primero se debió a la revolución bolchevique y el segundo la provocó el balazo que recibió Nabokov padre en un acto político de emigrados en Berlin. En el exilio, los Nabokov dejaron de ser ricos. Sergei empezó a ganarse la vida dando clases particulares a hijos de familias acaudaladas en París. A pesar de su tartamudez, Sergei logró colarse en París en el círculo áulico de Jean Cocteau y las tertulias de Gertrude Stein y Alice Toklas. Un día anunció por carta a su madre que había conocido a un austriaco llamado Hermann Thieme, cuya familia vivía en un castillo del siglo doce en Innsbruck. En la carta decía que caminar con él por las calles de París “casi me sofoca la felicidad, algo que, como bien sabes, no he experimentado mucho en la vida”.

Ayudado por una prima que se había casado con un alemán, y vigilado por la Gestapo para que no incurriera en “prácticas sodomitas”, Sergei logró el primer y único trabajo estable en su vida en una depedencia del Ministerio de Propaganda de Joseph Goebbels, traduciendo al ruso la papelería nazi. Lo cierto es que, en enero de 1944, en un pequeño brindis en la casa de su prima, se negó a brindar por la supremacía de la cultura alemana y fue arrestado. Según los registros del campo de concentración Neuengamme que la SS no llegó a destruir, murió el 9 de enero de 1945, cuatro meses antes de que los aliados liberaran el campo.

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