cultura

La vida secreta de un multimillonario excéntrico

Howard Hughes fue uno de los hombres más ricos del siglo XX, aviador, empresario y director de cine.

En 1956, Howard Hughes se recluyó en un hotel en Las Vegas para escribir sus memorias, en las que habla de sus tres esposas y sus amoríos con Cary Grant, su fortuna amasada con pozos de pe­tróleo y la fabricación de aviones y helicópteros, sus relaciones comerciales con el presidente Ri­chard Nixon, y de las órdenes telefónicas que daba por teléfono para que el mundo siguiera siendo casi de su propiedad. Como tenía una sordera progresiva, hizo instalar amplificadores distribuidos por toda su vivienda y tenía los pies permanentemente en cajas de Kleenex vacías para evitar los gérmenes.

No fumaba, ni bebía, ni jugaba. Vivía encerrado en su mansión de cerraduras inviolables custodiado por una legión de guardias. Como aun así se sentía inseguro en los Estados Unidos, se mudó a las Bahamas, al noveno piso del Britannia Beach Hotel. Hughes poco antes de morir dijo sentirse uno de los hombres más desdichados del mundo. Murió en Houston el 5 de abril de 1976. Tenía 70 años.

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