Los vecinos creen que no hay nada para festejar

Lisandro Olmos, una localidad postergada que cumple 106 años

A pesar de su nuevo aniversario, los vecinos creen que no hay nada para festejar: aseguran vivir entre la inseguridad, el mal estado de las calles y el abandono 

El 18 de septiembre de 1911, una resolución provincial estableció que en el kilómetro 20 del Ferrocarril Provincial se habilitara el apeadero Lisandro Olmos, bautizado con ese nombre en homenaje al coronel que cedió esas tierras. En aquellos tiempos, los primeros pobladores se instalaron en los alrededores de la estación, aferrados a la ilusión de progreso que el tren iba a traer consigo. 

Hoy, en el 106º aniversario de la localidad, los vecinos siguen esperando el desarrollo. Lejos de aquel anhelo original, los habitantes actuales aseguran que vivir en esta zona del oeste platense representa toda una odisea. Las denuncias realizadas son interminables. Calles en estado calamitoso, falta de seguridad, dificultades para el acceso a la salud, deficiencias en el transporte público y la falta de recolección de la basura son apenas la punta de un iceberg. En Olmos se siente en carne propia la ausencia del Estado municipal.

El Gigante dormido 

En el barrio Gigante del Oeste, ubicado entre las calles 173 a 177 y de 47 a 52, más de 450 familias padecen a diario la desidia comunal. Estas personas, que tendrían que estar disfrutando de haber podido concretar el sueño de la casa propia, sufren a diario las complicaciones de acceso al barrio, la falta de luminarias y semáforos, además de la inseguridad. Evangelina Coman, vecina de este predio de 22 manzanas, le dijo a Hoy: “Luchamos un montón para tener este barrio y es muy lindo vivir acá, pero padecemos muchas dificultades. En el último tiempo sufrimos muchos robos. De hecho, armamos grupos de WhatsApp entre los vecinos para estar alerta, porque la Policía dice que no tiene móviles para mandarnos”. 

Tapados por los pastizales

Hubo un tiempo en que 47 y 187 supo ser una calle. Hoy, pastizales de hasta medio metro de altura, zanjas y un camino de tierra que se anega fácilmente provocan que los vecinos de la zona se encuentren bloqueados. Al respecto, Elba Tomati, residente de la cuadra, expresó: “En Olmos se vive como se puede. Las calles están destruidas y nadie nos presta atención. Para poder irnos de nuestros hogares tuvimos que improvisar una salida desde uno de los campos”. 

Cuando los servicios básicos se vuelven un lujo 

La luz, el agua y el gas no llegan al asentamiento Cristo Rey, el mismo lugar donde la semana pasada falleció una beba de cuatro meses que vio agravar su estado de salud a la espera de una ambulancia que, tal como denunciaron los vecinos, no pudo ingresar debido al mal estado de las calles. Para que una tragedia similar no se repita, el frentista Orlando Víctor Piziura pidió que el intendente Julio Garro visite el lugar “para que vea lo olvidados que vivimos”.

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