Ciencia y tecnología
Llegará el día en que las máquinas sabrán que estás triste
Científicos británicos trabajan en el desarrollo de una inteligencia artificial capaz de detectar ira, tristeza, alegría y placer. Se podría aplicar en “la atención médica y el bienestar emocional”, sostienen.
n equipo de científicos de la Universidad Queen Mary de Londres se encuentra trabajando en el desarrollo de una inteligencia artificial capaz de revelar las emociones humanas. A través de ondas de radio o WiFi, el método creado busca detectar variables como el ritmo respiratorio o la frecuencia cardíaca, que den cuenta de uno de los cuatro tipos básicos de emociones humanas: ira, tristeza, alegría o placer.
Para llevar a cabo su investigación, los científicos realizaron un experimento en el que se pidió a los participantes que miraran un video especialmente preparado: las escenas fueron previamente seleccionadas con el objetivo de generar distintas emociones.
En el desarrollo de la investigación, mientras los voluntarios observaban la pantalla, los investigadores se valieron de la emisión de señales de radio inofensivas (como las transmitidas desde cualquier sistema inalámbrico, incluidos radar o WiFi) hacia los participantes, para posteriormente medir las señales que rebotaban en éstos.
Los leves movimientos corporales, producto de las emociones, promovieron cambios en estas señales que fueron estudiadas por los investigadores. Así pudieron acceder a una información hasta entonces “oculta” en la frecuencia cardíaca y respiratoria de los sujetos estudiados.
¿Cómo captar lo invisible?
La estrategia no es completamente innovadora: otras investigaciones han desarrollado métodos similares no invasivos o inalámbricos de detección de emociones. Sin embargo, la novedad tiene que ver con que el equipo de la investigación de la Universidad Queen Mary no utilizó solamente un algoritmo capaz de identificar y clasificar los estados emocionales en un conjunto de datos.
En este sentido, los científicos dieron un paso más allá de lo conocido: se valieron de una red neuronal que pudo aprender por sí misma a interpretar en tiempo real las emociones de los participantes en base a sus constantes cardiorespiratorias, demostrando que podía detectar emociones con mayor precisión que los métodos tradicionales de aprendizaje automático. Para esto, el estudio se valió del llamado “aprendizaje profundo”.
“Con el aprendizaje profundo hemos demostrado que podemos medir con precisión las emociones de una manera independiente del sujeto. Podemos observar una colección completa de señales de diferentes individuos, aprender de estos datos y usarlos para predecir la emoción de las personas”, explicó Achintha Avin Ihalage, de la escuela de Ingeniería de Electrónica y Ciencias de la Computación de la Universidad Queen Mary de Londres.
“El aprendizaje profundo nos permite evaluar los datos de una manera similar a como lo hace un cerebro humano, rebuscando entre diferentes capas de información y haciendo conexiones entre ellas. La mayor parte de la literatura publicada hasta el momento utiliza el aprendizaje automático para medir las emociones de una manera dependiente del sujeto, registrando una señal de un individuo específico y usándola para predecir su emoción en una etapa posterior”, añadió.
Por su parte, Yang Hao, líder del proyecto, sostuvo: “Este trabajo abre la puerta a muchas e innovadoras aplicaciones prácticas, especialmente en áreas como la interacción humano- robot, la atención médica y el bienestar emocional”.