11 de Septiembre

Maestros: cómo enseñar en la época del bullying y la tecnología

En su día, la directora de una escuela pública de la ciudad, una docente rural, una de nivel inicial y otro de Música cuentan sus experiencias áulicas cotidianas. La tarea de impartir conocimientos, vista desde la perspectiva de quienes la ejercen, sufren y reivindican

Viernes. Estela Benítez recorrió los 24 kilómetros que la separan de Punta Piedras, su lugar de trabajo, y Verónica, el pueblo en el que vive, cargada de regalitos. Los siete alumnos que tiene la han homenajeado por adelantado, porque hoy se celebra el Día del Maestro. 

Estela tiene 49 años, se recibió, según ella, “de grande, a los 35”, tras decidir abandonar la vida “insegura y de hastío” del Conurbano bonaerense, para poder establecerse en la tranquilidad que le ofrecía el partido de Punta Indio. “No había tenido posibilidades de estudiar en Lanús ni de desarrollarme en ningún oficio, hice todo acá”, relató a diario Hoy. 

El año pasado concursó para ser maestra en la Escuela Primaria n º14 Primera Junta y quedó como titular y directora interina. “Ahora me convertí en docente rural de un plurigrado”, señaló. Estela enfrenta así uno de sus mayores desafíos: enseñar un mismo contenido adaptado a edades que van de los 6 a los 12 años. “Es sumamente posible, con imaginación, y planificando cada paso, puedo hacer que, por ejemplo, los más chiquitos dibujen el Parque Costero del Sur (situado en Punta Indio) y los de edades intermedias investiguen sobre el tipo de animales que viven allí. Mientras, los más grandes pueden hacer una descripción pormenorizada de esta reserva de la biósfera”, explicó. 

Los alumnos de Estela viajan en un transporte especial que el Consejo Escolar de la Región I de La Plata ha puesto especialmente para su traslado. La Escuela Primera Junta se encuentra en el kilómetro 118 de la mencionada ruta provincial. Es una casa antigua que cuenta con un comedor, una cocina y un salón donde permanecen la mayoría del tiempo. “Como somos solo ocho personas, utilizamos el espacio al máximo: en un rincón tenemos la parte de lectura; en otra, la de juegos, más un espacio destinado para hacer la tarea”, contó. 

El grupo está constituido por dos nenas y cinco nenes que “nunca pelean”, según su maestra. “Les enseño a discutir todo, dejo que ellos lo solucionen y observo de cerca. Si es necesaria mi actuación, intercedo”, explicó. La relación de la comunidad de la escuela 14 es tan íntima que, incluso, continúa luego de finalizada la jornada escolar, a través de un grupo de WhatsApp. Allí, los papás y los chicos más grandes, junto con Estela, intercambian desde apuntes hasta la actualización sobre el estado del camino. “Pero en el aula no lo utilizan, no lo llevan”, contó la docente, quien agregó: “Nuestra relación con las nuevas tecnologías en clase es a partir del uso del Aula Digital Móvil (programa que se implementó a través del Ministerio de Educación en 2013). Los chicos miran videos, escriben sus cuentos y proyectamos películas en el cañón. La señal de internet no llega pero llevo la información en un pendrive”.

Valeria Herrera tiene 34 años y está al frente del 2º grado de la Primaria Nº 8 de Villa Argüello, en Berisso. Su principal preocupación “es reforzar la continuidad en la lecto-escritura” que los niños iniciaron en primer grado. Para logar su objetivo, Valeria utiliza el juego, la canción, el dibujo y también un ejercicio donde los niños deben insertar las vocales correctamente en una serie de consonantes predeterminadas. “Si lo hacen bien, es porque lograron leer la palabra y eso, para mí, es la mayor satisfacción que tengo en el día”, expresó orgullosa ante este medio. 

Estar al frente de 26 alumnos de entre 6 y 7 años también significa un desafío a largo plazo: “Tenemos que pensar el proceso educativo global y hacer que los más pequeños conozcan sus derechos y obligaciones, que empiecen a de­sarrollarse como alumnos porque, si no lo hacen, entran a sexto con 11 años y les exigimos cosas a las que no pueden responder de manera positiva”, aclaró Herrera.

Además, el proceso educativo se complementa en el hogar, de hecho “va en paralelo”, dijo la docente, y agregó: “La práctica de lectura debe continuar en la casa. Si están todo el día con la computadora y los papás no se ocupan, a nosotros se nos dificulta la enseñanza”.

La maestra vive su profesión con vocación, pero también reconociendo que se trata de un trabajo que merece ser tomado con respeto por el resto de la sociedad. “Yo tengo 26 alumnos y no puedo comprar útiles para todos”, dijo. Por ese motivo, Valeria acude a la colaboración de los padres para sortear las necesidades áulicas cuando el presupuesto estatal no acompaña. “Entiendo que la actividad docente es una labor social y, en ese sentido, es desafiante. Tenés que trabajar tanto lo didáctico-pedagógico como cubrir necesidades, debés acompañar y estar muy convencido de tu rol, pero sin olvidar que es un trabajo y, como trabajadores, tenemos derechos”, enfatizó.

Estar cuatro horas por día enseñando no es tarea fácil, ya que el educador debe mediar entre la obligación y la diversión la mayoría del tiempo. “Yo les digo a los chicos que muchas de las cosas pueden ser entretenidas y otras, un bodoque. Lo que sí les garantizo es la promesa de que les va a servir en el futuro”, apuntó.

Facundo Bravo (40) es maestro de Música y luthier, por lo que fabrica sus propios instrumentos. Da clases en tres escuelas públicas de Berisso a niños de entre 6 y 12 años. Cuando camina por las calles de la vecina ciudad se siente a gusto con quienes lo reconocen y saludan al grito de: “¡Hola, profe!”. “Creo que ser maestro es eso: ser respetado no solo en la escuela, sino también afuera, por el resto de la sociedad”, definió a diario Hoy.

Facundo pasa dos horas semanales con cada uno de los cursos que tiene y dijo “no observar problemas significativos de violencia”, según él quizás a causa de las características rurales que tienen las escuelas donde trabaja (nº5, 9 y 1, de Berisso). “Si alguna vez sucede algo, lo charlamos, lo tratamos con ellos y lo hablamos entre el equipo de trabajo”. Si bien no hay presencia de bullying u ofensas entre los menores, sí se reportan otras problemáticas a las que el docente no puede estar ajeno.

“Por ejemplo, recuerdo que hubo una época de furor por el spinner y los chicos míos, al no poder comprarlo, se lo fabricaron con rulemanes, madera y metal”, relató. Las diferencias de accesibilidad económica fueron superadas por la imaginación: “Los chicos nos enseñan eso todo el tiempo y los docentes, muchas veces, debemos hacer lo mismo porque, lamentablemente, no contamos con todos los recursos para dar una clase”, sentenció.

Bravo es maestro especial del área musical, pero eso no le impide desarrollar módulos teóricos en su materia. “La formación educativa es uno de los pilares de la vida de los sujetos y no vamos a renunciar a fomentarlo con toda la responsabilidad y el compromiso que nos compete”, señaló ante este medio.

Ubicada en el Bosque de la ciudad de La Plata (50 y 115), la Escuela Graduada Joaquín V. González tiene un cupo de 1200 niños, entre educación inicial y educación primaria. 

Claudia Binaghi es la directora de la institución dependiente de la Universidad Nacional de La Plata desde hace 9 años. Uno de los mayores desafíos que enfrenta es oficiar de nexo en una comunidad tan grande, entre docentes, padres y alumnos. “En estos momentos de conflictividad social, donde la violencia permea todas las esferas, la escuela debe ser un vínculo de diálogo permanente, un lugar de escucha responsable, donde se propicien el debate y la postura reflexiva”, afirmó. 

Para Claudia, la centralidad de la figura del niño no puede ser sostenida si no media la responsabilidad de sus tutores educativos y papás. 

El bullying, entendido por los especialistas “como las formas de acoso físico o psicológico al que compañeros someten, de forma continuada, a un alumno”, tiene distinta intensidad o fuerza. En el colegio preuniversitario no se han registrado casos graves, destacó Binaghi. Para evitarlos, aseguró, se refuerza la diversidad “como el único ambiente óptimo posible para desarrollar la educación”.

“La responsabilidad de la institución escolar ha cambiado con los años, transformándose en una garante de los derechos del niño. Es por eso que se los escucha a todos, se los observa, se los involucra y se interviene si es necesario”, señaló la directora.

Si bien el uso de la tecnología está en etapa de revisión, no solo en la escuela Joaquín. V González, sino en el ámbito educativo general, “los chicos que portan celulares no pueden prenderlos. Deben guardarlo en la mochila”, explicitó la directora, quien reconoció que en la actualidad los docentes no encuentran forma de incorporar el uso del celular “positivamente, porque perdemos la posibilidad de sostener el cuidado de los chicos”, confirmó.

Con relación al rol del docente, Claudia expresó que, tal vez, “se encuentre sobreexigido”, y concluyó: “Tenemos una profesión entrañable, pero también que nos otorga obligaciones. Hay que ser muy paciente pero también tenemos derechos, como cualquier trabajador”.

¿Por qué un 11 de septiembre?

Cada 11 de septiembre se celebra el Día del Maestro en nuestro país y toda Latinoamérica. La fecha es un homenaje “al padre del aula”, Domingo Faustino Sarmiento, en el aniversario de su fallecimiento. Así quedó establecido en la Conferencia Interamericana de Educación, que se celebró en Panamá en 1943.

Sarmiento nació en las Provincias Unidas del Río de la Plata , más precisamente en San Juan, el 15 de febrero de 1811. Fue un político, escritor, docente, periodista y militar. Gobernó su provincia natal (1862-1864), y llegó a ser Presidente de la Nación (1868 - 1874). Su mayor legado fue la lucha por la educación y la cultura de su pueblo. Como gobernador decretó la Ley de Enseñanza obligatoria primaria. Asimismo, como jefe de Estado logró triplicar la población escolar (de 30.000 a 100.000 alumnos), además de crear numerosos establecimientos educativos.

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