“No me grites”: una ley para no presionar a los chicos en el deporte

La normativa establece la obligatoriedad de la exhibición de cartelería y folletería en todas las entidades deportivas del ámbito bonaerense.

De acuerdo a lo estipulado por la Ley “No me grites”, clubes y entidades deportivas de la provincia de Buenos Aires deberán exhibir cartelería y folletería con el fin de concientizar sobre la importancia de no generar presión en niños, niñas y adolescentes en la práctica de deportes. La normativa, que ya había avanzado en el Senado, se convirtió en ley al aprobarse la semana pasada en la Cámara de Diputados bonaerense.

“Es una iniciativa que venimos trabajando con muchos clubes de distintos puntos de la Provincia y es importante que la Legislatura acompañe para darle más impulso a la campaña”, había señalado el autor del proyecto, el senador Owen Fernández del bloque Juntos por el Cambio. La ley busca concientizar sobre la importancia de no generar presión en niños, niñas y adolescentes, sobre todo, por parte de sus padres en el deporte.

Durante la presentación del proyecto, Fernández había destacado que “el deporte es una actividad lúdica, libre, competitiva y voluntaria, donde los niños, niñas y adolescentes deben aprender a disfrutar del deporte sin presiones ni violencia por parte de sus propias familias”. La folletería y cartelería obligatoria debe incluir mensajes sobre la importancia de no generar presión por parte de las familias en los niños, niñas y adolescentes, como por ejemplo: “no me grites”, “jugar es cosa de chicos”, entre otros.

“Tenemos que erradicar la violencia en todas sus formas, y en este caso en el ámbito deportivo. Que los padres les griten a sus hijos desde las gradas está mal y tenemos que ir cambiándolo”, había expresado Fernández, quien consideró que “la mejor manera de hacerlo es educando y con la concientización”.

En Estados Unidos, más de la mitad de los chicos dejan de practicar deporte por sufrir el síndrome burnout, una mezcla de agotamiento físico, emocional y mental. Andre Agassi ha contado en Open, su libro de memorias, las duras exigencias que de niño le imponía su padre. A nivel local, lo hemos visto recientemente con el caso del tenista Guillermo Perez Roldán, que no solo recibía una excesiva presión por parte de su entrenador y padre, sino que también era víctima de violencia.

No hace falta ir lejos. Con solo acercarse a las gradas de algún pequeño club de barrio, cualquiera podría llegar a presenciar, en forma directa, cómo un adulto tiene actitudes incorrectas para con aquellos que deberían divertirse dentro de una cancha.

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