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Pasea por la ciudad con una bicicleta de 1870 y sueña con abrir su propio museo

Darío, un platense de Barrio Norte fanático de los rodados de colección, tiene en su casa más de 100 bicis antiguas. En diálogo exclusivo con diario Hoy contó su historia y por qué decidió salir a recorrer las calles con un velocípedo del siglo XIX.

Respiré bicis toda la vida porque mi papá corría en bici. Mi papá murió hace tres años, tenía 80 y a los 20 corría en bici. Corrió como 15 años en primera. En casa siempre había ciclistas y me enganchaban para arreglarles las bicis, aprendí mecánica muy de chico. Siempre se corrió con tubos que son unas cubiertas muy particulares cocidas. Corrí en bici desde que tengo uso de razón”, le contó a diario Hoy Darío, el protagonista de esta historia de pasión y de un sueño que está a punto de hacerse realidad.

La idea de salir a pasear por las calles de la ciudad con una bici de 1870 surgió hace dos meses con la intención de empezar a promocionar el museo. El proyecto de Darío es poder invitar a un grupo de reducidos de personas que compartan el fanatismo por el ciclismo antiguo; enseñarles los más de 100 rodados de colección que tiene; compartir una cena y conversar sobre la historia de todo lo que ha podido recolectar durante más de 20 años.

Para ello, decidió salir con un velocípedo (con ese nombre se lo conoce en el mundo del ciclismo). Es un móvil de dos ruedas de las cuales la delantera, de mayor tamaño, es al mismo tiempo motriz y directriz.

“Es una bici que tengo hace muchos años, es una bici inglesa, tiene partes originales y partes replicadas. Son de 1880, 1870. Yo se las compré a unos hombres de Lincoln que tenían una herrería y la habían terminado de poner en marcha. La tengo hace diez años”, marcó.

“Dije voy a salir, pero tengo que inventar la forma de repartir las invitaciones y que llame mucho la atención. Vi un par de tutoriales de cómo subir, cómo bajar, porque no es tan fácil. La probé acá en el barrio una noche, di cuatro vueltas manzana y dije mañana voy al bosque a ver qué pasa”, sostuvo.

Cabe remarcar que hasta el momento fueron recorridas por varios puntos de la ciudad para interactuar con el público, pero todavía las tarjetas para promocionar el museo no están terminadas.

La experiencia fue impresionante y Darío aún no sale de su asombro por la respuesta de la gente. “Realmente causa una sensación cuando salís a la calle a pasear, causa un impacto bastante entretenido porque la gente se vuelve loca, parece que nunca hubiese visto a uno andando. Todos los han conocido por fotos, por alguna película o alguna revista pero nunca andando. Cuando salgo a pasear es mucho más lo que me divierto”, recalcó.

El hombre de 50 años relató que la gente se baja de los autos para filmarlo, sacarle fotos y saludarlo. “A todo el mundo le robas una sonrisa. Es un segundo que la gente se alegra. Me tocan bocinas, es genial lo que se genera en la calle”, añadió.

El fin de semana pasado fue con el rodado del XIX hasta la rotonda de Alpargatas y recorrió un total de aproximadamente 60 kilómetros entre ida y vuelta, lo que podría considerarse para estos días un hito difícil de poder igualar.

Amor por las bicicletas

“Tuve mucha suerte porque he podido armar una colección de bicis muy difíciles. Podes ser entendido o no en la materia de las bicis de carrera, pero encontré cosas que jamás pensé que iba a encontrar acá en Argentina. Bicis que han traído viejos de Italia en los años locos y se conservaron. Hay mucho sentimiento en este tema porque capaz entrás a una casa y la bici estaba colgada hace 70 años. He estado atrás de una bici cuatro, cinco años, insistiendo hasta que la gente se copó”, precisó.

Consultado sobre cuáles, de toda la colección, elegiría como las más importantes, expresó: “Es muy difícil para un coleccionista elegir una bicicleta porque te terminás enamorando de todas. Hay una Bianchi de 1953 que es una modelo del Tour de France muy difícil de encontrar porque salió ocho meses en el catálogo. Es una edición muy limitada”.

Además, el especialista mencionó una Pinarello Banesto, una reliquia que fue del equipo original Banesto del Tour del año 1995, de Italia. Ese modelo lo pudo adquirir al comprárselo a un español que vino a la ciudad y la tuvo guardada por 18 años.

Quienes desean conocer más sobre Darío pueden visitar su Instagram, que es “kikebikemuseum”. Si todo sale como está planeado, muy pronto las tarjetas de invitación para el museo comenzarán a ser distribuidas.

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