Preocupación por el impacto socioambiental de las colillas de cigarrillos

Las negativas consecuencias que trae el cigarrillo en la salud humana no son una novedad. El consumo de tabaco es uno de los principales factores de riesgo que determinan muertes prematuras. A modo de ejemplo, en el año 2015 el cigarrillo fue responsable de 44.851 muertes en Argentina. Gracias a un informe publicado por la organización sin fines de lucro de acción para la sostenibilidad Eco House Global, ahora también se sabe que el cigarrillo genera un grave impacto en los diversos ecosistemas del planeta.

Tras dos años de trabajo, la organización logró mostrar las negativas consecuencias que trae. Según advirtieron, las colillas de cigarrillo son el residuo más abundante de la vía pública en el planeta, ya que se estima que los fumadores desechan entre 4,5 y 5,6 billones de colillas al año, lo que equivale a unas 18.000 millones de colillas por día aproximadamente. Tan es así que la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que desde la década de 1980 representan entre el 30 y el 40% de todos los tipos de residuos que se recogen cada año en las operaciones de limpieza urbana y costera, a escala internacional.

El informe refleja que en el país más del 70% de los fumadores arrojan colillas en la vía pública en un acto casi automático. Tomando esto en cuenta, explican: “Contemplando que en Argentina habitan 45 millones de personas y que el 24% de la población es fumadora, si cada fumador consumiera en promedio 10 cigarrillos al día, se arrojarían aproximadamente 77 millones de colillas por día en Argentina. Esto resulta en 28.100 millones de colillas arrojadas a la vía pública por año”. La distribución de las colillas arrojadas en las urbes no es uniforme, ya que se concentran principalmente en las cercanías de los locales que venden cigarrillos.

“La realidad es que esto puede empeorar. Cada año, cuando se realizan los censos de basura costera, en todo el mundo la colilla sigue siendo el residuo número uno. Es una situación que no se está revirtiendo. Las encuestas que hacemos nos indican que en líneas generales las personas que fuman no tienen conciencia de que la colilla es un residuo y muchas veces las arrojan en la vía pública en un acto automático. De continuar con la falta de educación, de información y sin regulaciones o normativas claras y firmes, es muy probable que esto siga empeorando”, le confirmó a diario Hoy Carolina Mónaco, una de las autoras del estudio.

La gran cantidad de colillas que llegan a los océanos, y la enorme carga tóxica que poseen, la convierten en una de sus principales fuentes de contaminación. Así, son altamente dañinas para la vida acuática tanto en agua dulce como salada, ya que liberan componentes tóxicos que resultan nocivos para los peces, crustáceos y bacterias. A su vez, cuando este residuo no es recogido, es arrastrado por la lluvia y alcanza rápidamente las alcantarillas, donde entra en contacto con el agua y comienza a liberar algunas de sus sustancias químicas. Una colilla puede contaminar así hasta 500 litros de agua, dañando la vegetación, la vida silvestre y poniendo en riesgo su potabilidad.

Sumado a esto, cada año aproximadamente 200.000 hectáreas de bosques se talan para generar nuevas plantaciones de tabaco y para el uso de la madera como fuente de energía para su curación. Sobre esto último, en torno a las empresas tabacaleras, la organización presentará una “ley de responsabilidad extendida del productor”. “La ley busca que los productores de cigarrillos se ocupen y se hagan cargo de la gestión de este residuo. En Argentina está centralizado en dos grandes compañías, con lo cual deberían poder dar una solución, sobre todo porque saben con exactitud los materiales que contienen las colillas. El proyecto busca eso, cerrar el círculo de vida del producto, y es hora de que suceda”, sostuvo Mónaco.