Cultura

Rafael Amor, la historia de un corazón libre

Con una guitarra, su voz y un don poético de gran calado, hizo un camino de más de 50 años de carrera con un gran reconocimiento en Argentina, España y buena parte de Latinoamérica.

En el camino aprendió muchas cosas: que llegar alto no es crecer, que andar solo no es soledad, que cobardía no es paz, que la humildad no es sumisión. “No es lo mismo ser servil que ser un buen servidor”, dijo en En el camino. Siguió el consejo dado por Martín Fierro (“Acostúmbrense a cantar cosas con fundamento”) y no cantó una sola canción que no naciera de lo más hondo de sus entrañas, de las raíces más hondas de su amor por esta tierra.

Rafael Amor nació el 5 de noviembre de 1948 en el humilde barrio de Belgrano. Era hijo de Francisco Amor, cantor de la orquesta de Francisco Canaro, y de María Toraño, una artesana bordadora. Hacia fines de los 50 vivía en Valle Hermoso, Córdoba, y una maestra preguntó si alguien quería recitar algo para el día de la bandera. Su padre le escribió un poema para la ocasión y él lo recitó. Fue la primera vez que pisó un escenario y a partir de allí, no dejaría de hacerlo. Al principio con el grupo “Los Norteños”, luego como solista.

Sus canciones fueron interpretadas por numerosos cantores, entre otros, José Larralde, Leonardo Favio, Jairo, Los Cuatro de Córdoba y Mercedes “La Negra” Sosa. Ellalo invitó a cantar con ellas numerosas veces y puso a uno de sus discos el título de una de las canciones más emblemáticas de Rafael Amor, Corazón Libre. Con Facundo Cabral hizo una larga gira por todo el sur argentino, deteniéndose particularmente en aquellos lugares donde nunca antes habían visitado otros artistas. Fue uno de los cantores favoritos de Alberto Cortez, de quien fue gran amigo. Cuando a Rafael Amor le diagnosticaron cáncer en las cuerdas vocales, aquel le propuso a Joan Manuel Serrat grabar un disco con las canciones de Rafael Amor, para que pudiera sobrevivir en el futuro con los derechos de autor. El catalán aceptó la propuesta de inmediato, pero no fue preciso concretarla, porque el diagnóstico fue desmentido con estudios clínicos posteriores. Para festejarlo, Alberto Cortez lo invitó a compartir una gira por toda Latinoamérica. También hizo giras con Alfredo Zitarrosa y Horacio Guarany, y compartió escenario con Anibal Troilo, Marcel Marceau, Narciso Yepes y Paco Ibañez.

Muchos de sus temas terminaron volviéndose clásicos, entre ellos No me llames extranjero, que conoció innumerables versiones; pero la que más vueltas dio por el mundo fue la grabada conjuntamente por Alberto Cortez y Facundo Cabral. La canción fue adoptada como himno por los latinoamericanos exiliados en todas partes del mundo.

Perseguido por la Triple A, Alianza Anticomunista Argentina, se exilió en España a comienzos de 1974. Según palabras de Ismael Serrano: “Fue considerado un emblema de la lucha cultural contra el franquismo”. Su canción Elegía al tirano estaba presente en todas las marchas que se realizaban contra la dictadura. España estaba atravesando el período de transición y sus canciones sintetizaban los anhelos populares. Se quedó más de 30 años en España. Luego, fue alternando su vida entre ambos países.

Un hombre jocundo

Era un hombre muy jocundo, sus recitales estaban permanentemente atravesados por el humor, que él siempre consideró un aliado de las canciones que buscan calar hondo en los demás. “Es duro pelear en este mundo”, decía, y para él el humor era una energía indispensable para mantenerse firme en la batalla: “Los pueblos que pelean con tristeza es difícil que al final logren vencer”. En su canción Corazón Libre dice: “No los dejes corazón, que maten tu alegría,/ remiendo con un sueño, corazón, tus alas malheridas”. Amaba, sobre todo, las cosas sencillas: las migas de pan sobre la mesa, los muñequitos de corcho y escarbadiente, el vino compartido, la poesía que inventa su fiesta en cualquier parte.

En España, en la Isla de Lanzarote, hay una biblioteca que lleva su nombre. Allí llegaban barcos con muchos inmigrantes, gente de Africa y de otros rincones castigados del planeta. No tenían quién los cuidase ni les diera un plato de comida. No es raro que hayan decidido homenajear al cantor argentino que les dio cobijo en sus canciones.

Rafael Amor murió el 23 de diciembre de 2019, en su casa de Lanús. Su corazón libre no ha dejado de latir.

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