¿Sexto sentido magnético en los humanos?
Un científico afirma haber hallado en el hombre una capacidad similar a la que poseen los animales, mediante la cual logran orientarse detectando campos magnéticos
Un investigador del Instituto de Tecnología de California llamado Joe Kirschvink afirma haber encontrado evidencias que comprueban la existencia de un sexto sentido en los seres humanos, capaz de detectar los campos magnéticos de la Tierra.
Numerosos estudios ya lograron determinar que los animales poseen un poder sutil de detección magnética. Por ejemplo, una investigación realizada este mismo año sugirió que los mamíferos, incluyendo los perros, zorros y primates, poseen una especie de”sensores magnéticos” en sus ojos. Sin embargo, el debate sobre si los humanos tienen la capacidad incorporada de la llamada “magnetorrecepción” se ha prolongado durante mucho tiempo.
La magnetorrecepción es la capacidad que tienen algunos seres vivos de detectar la dirección y sentido del campo magnético del planeta, obteniendo así información sobre la latitud. Los primeros animales en los que se descubrió este sentido fueron las palomas mensajeras, para las cuales es un importante medio de orientación. Se descubrió luego que también lo tenían otras aves, algunas tortugas e insectos como las abejas, hongos y hasta ciertas bacterias.
Días atrás el investigador anunció un pequeño experimento que contó con la participación de 24 personas, el cual demostró finalmente que “los humanos poseen magnetorreceptores funcionales”, según la prestigiosa revista de divulgación científica Science.
Las personas que formaron parte del experimento fueron colocadas en unos espacios especialmente diseñados y oscurecidos, conocidos como jaulas de Faraday, donde fueron expuestas a un ciclo de campos magnéticos similares a los de la Tierra.
Por medio de la electroencefalografía Kirschvink observó reiteradas respuestas cerebrales activas ante la presencia de un campo magnético. Comentando sus hallazgos, el investigador sostuvo que dicho sentido, que nos ocurre inconscientemente, es “parte de nuestra historia evolutiva”.
Pese a que Kirschvink afirma haber probado la existencia de magnetorreceptores en los humanos, no puede dar una respuesta aún sobre en qué órganos se encuentran y cómo funcionan. La teoría más aceptada hasta el momento afirma que los seres humanos tienen depósitos de materiales magnéticos en el hueso etmoides de la nariz, que dan indicios de esta capacidad.
