Transporte de larga distancia: sin protocolo aprobado, continúa la espera

Desde el sector proyectan un retorno progresivo a las rutas, sujeto a las condiciones sanitarias de cada una de las localidades del país.

Con la llegada del coronavirus, las restricciones dispuestas por el Gobierno nacional afectaron a distintos sectores de la economía argentina, y uno de ellos es el transporte de larga distancia.

La actividad se encuentra detenida desde el 18 de marzo y, si bien se está trabajando en un protocolo integral, el regreso de los ómnibus a las rutas todavía es una incógnita.

En tiempos prepandemia, los más de 3.600 micros que circulaban por el país hacían cerca de 4.000 viajes diarios.

Ante la imposibilidad de restablecer la actividad, “fue determinante ver de qué manera garantizábamos un ingreso para los más de 16.000 trabajadores, teniendo en cuenta que la masa salarial representa un poco menos de la mitad de los costos del sector”, destacó a diario Hoy Gustavo Gaona, vocero de la Cámara Empresaria de Larga Distancia (Celadi).

De esta manera, la Celadi llevó adelante un acuerdo con la Unión Tranviarios Automotor (UTA), a partir del cual aplicaron un modelo de suspensión para aquellos que no podían trabajar a través de la modalidad home office y tasaron un sueldo plano para todos, mediante el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP).

El otro punto a tener en cuenta era el sostenimiento de las compañías en un contexto de “cero ingreso”. En este sentido, el vocero de la cámara explicó que “un ómnibus de larga distancia tiene un valor que ronda los 18 a 20 millones de pesos, con una vida útil regulatoria de diez años.

Pero, en promedio, esta actividad renueva sus unidades cada cinco o seis años. Quiere decir que, de esos seis años, se perdieron hasta el momento seis, siete u ocho meses de capital de trabajo”.

Temor a la demanda

“Es natural que haya mucho miedo en las personas. En Paraguay, que ya volvió a operar, nos llega la información de que la demanda es muy baja”, contó Gaona.

“Sabemos que en el mundo se está trabajando a carga completa, ya que está demostrado que los sistemas de ventilación de ómnibus y aviones garantizan una renovación de aire muy constante, por lo que la cantidad de pasajeros no implica mayor probabilidad de contagios”.

Desde Celadi saben que la vuelta será progresiva, en función de la condición sanitaria de cada localidad. Si bien el transporte terrestre vincula 1.600 ciudades argentinas, “no sabemos cómo va a estar el sector, por eso necesitamos que no nos suelten la mano desde el primer día. El transporte público no es solo cuestión de viajes, detrás de esto hay turismo, economías regionales y comercios”, agregó.

El protocolo

Aunque todavía quedan cuestiones por definir, el punto principal del protocolo será la trazabilidad. Con respecto a esto, Gaona destacó que “hay muchos miedos en las provincias y en las localidades, entonces lo que estamos transmitiéndoles es que, si abren las puertas de las ciudades, van a poder tener de 24 a 48 horas antes los nombres de los pasajeros, quienes entregan una declaración jurada afirmando que no tienen síntomas. Además, cuando llegan a destino, se pueden volver a hacer controles. Entonces, ante cualquier caso sospechoso, en pocos minutos se pueden ubicar a todos los pasajeros, y esto es fundamental”.

Todavía no fue establecida la capacidad de ocupación de las unidades. “Teniendo en cuenta que el sector no está subsidiado y que el precio del boleto se estima en función de los costos, si limitan la carga, seguramente esto terminará impactando en la tarifa”, señaló.

Si bien aún se desconoce la fecha de retorno, “que el Ministerio de Turismo defina que va a haber una temporada de verano nos permite fijar el primer horizonte claro hasta el mo­mento”, concluyó Gaona.

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