Una misión europeo-rusa llegó a Marte, pero “no emite señales”

Al cierre de esta edición la nave Schiaparelli, que tras siete meses de viaje ingresó en la órbita del planeta Rojo, perdió contacto. Hoy se develará si el aterrizaje fue exitoso

La sonda espacial Schiaparelli, que tiene como objetivo buscar señales de vida actuales o pasadas en Marte, tocó ayer la superficie del planeta. Aunque en un principio trascendió que el aterrizaje de la nave enviada por Europa y Rusia hace siete meses había sido exitoso, al cierre de esta edición no habían recibido sus señales, lo que hacía dudar sobre su suerte. Hoy se informará en conferencia de prensa, desde Alemania, el estado de la nave. 

Marte es un planeta “vecino” a la Tierra, ubicado a unos 56 millones de kilómetros de distancia. Tal es su cercanía que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró que su país estaría en condiciones de enviar seres humanos allí en la década de 2030.

El envío de la Schiaparelli, que tiene forma de disco y pesa unos 577 kilos, al planeta rojo forma parte de una misión llamada ExoMars. Podría ser la primera operación en tener éxito desde que la nave europea Beagle 2, aterrizó en la Navidad de 2003. Aquella epopeya fue por demás peculiar: recién 11 años más tarde se conoció la llegada del vehículo espacial que ya había sido dado por perdido.

Si se retomara la señal del Schiaparelli, habría que esperar hasta 2017 para obtener los primeros resultados de sus estudios. Se espera que el satélite Trace Gas Orbiters (TGO), en el que viajó la sonda hasta ahora, alcance la órbita deseada para poder iniciar las transmisiones de datos en ese año.

La función del TGO es la de “olfatear” la atmósfera marciana para detectar rastros de gases como el metano, que podrían indicar la presencia de vida en el planeta.

La incógnita del aterrizaje

Se sabe con certeza que la maniobra automática de aterrizaje comenzó a 121 kilómetros de la superficie marciana, cuando empezó a reducir la velocidad que hasta ese momento era de 21.000 kilómetros por hora.

Desde el centro de control Darmstadt (Alemania), confirmaron que cuando estuvo a 11 kilómetros del suelo se abrió el paracaídas supersónico para aminorar aún más su descenso. Y que a 1.000 metros del suelo, el módulo se desprendió y se accionaron los retrocohetes. Se cree que la Schiaparelli aterrizó. Sin embargo, el dispositivo no emitió luego ninguna señal. “Puede haber muchas razones para su silencio. Lo sabremos mañana por la mañana”, dijo (por hoy) Paolo Ferri de la Agencia Espacial Europea (ESA).

La segunda misión

La Schiaparelli despegó siete meses atrás de la base espacial de Baikonur, en Kazajstán. Su llegada a destino sería solo la primera etapa. En 2020, los científicos rusos y europeos prevén el envío al planeta rojo de un rover: un explorador que permitirá indagar con mayor detalle si existe alguna forma de vida en el suelo marciano.

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