Francisco pidió reformas: "ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad”

En un documento denominao en español "La alegría del Evangelio" (Evangelii Gaudium) el Papa Francisco pidió  por una “reforma del Papado” “Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad”.

 El Papa Francisco reconoció ayer en su primera exhortación apostólica que está “abierto a las sugerencias” para reformar el Papado tras invitar a la Iglesia Católica a realizar una reforma profunda de sus estructuras. Además habló sobre el aborto y demás temas cruciales.

 “Me corresponde, como obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización”, escribió el Papa en el documento titulado Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio). En este sentido, Francisco asevera que debe “pensar en una conversión del Papado”, ya que la reforma de las estructuras eclesiales debe pasar porque “todas ellas se vuelvan más misioneras (...), que coloque a los pastores en constante actitud de salida”. E invita a recuperar “la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos y métodos para no encerrar a Jesús en esquemas aburridos porque un anuncio renovado ofrece a los creyentes, a los tibios y a los no practicantes, una nueva alegría en la fe”. 

“Es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, y las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. Llegando hasta la humillación si es necesario”, subraya el Papa.

En otro pasaje, Francisco aclara que “ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad o en la respuesta de soluciones para los problemas contemporáneos”. 

También reafirmó su postura sobre el aborto: “No debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Este no es un asunto sujeto a supuestas reformas o modernizaciones. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano y eso supone la condición de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable”, afirma.