Almirante Brown: cómo sobrevive la gente con las “canillas municipales”


“No existe el agua potable en Almirante Brown, olvidate. La gente tiene que ir a buscar a muchísimas cuadras con los baldes… imaginate el tiempo de Cristo, con esos aljibes”, cuenta a diario Hoy un repartidor de –precisamente- una empresa de bidones de agua, que en este distrito se ha hecho “la América” por tanta abandono gubernamental kirchnerista.

Las Canillas Municipales son la única salida en Claypole, Rafael Calzada, Longchamps, Adrogué, entre otros, donde la contaminación del agua es alevosa. Según estudios, las napas están contaminadas porque, al no haber cloacas, los desechos van directo a los pozos ciegos.

Entonces, para satisfacer sus necesidades vitales, los vecinos deben hacer todos los días ante “los piletones” (canillas municipales, como se las conoce) con largas colas y largas caras de gente a la que quieren acostumbrar a vivir en la pre historia.

En algunas zonas, como el barrio Don Orione (Claypole) directamente no hay cobertura de agua, mientras que los pocos hogares que lograron hacer perforaciones en sus patios obtienen agua contaminada por los propios pozos ciegos, de sus casas, que tampoco cuentan con cloacas.

En Longchamps, por ejemplo, los vecinas vieron hace 5 años atrás cómo pasaron una cañería para el agua que nunca fue habilitada, y “se sigue tomando el agua del pozo que está al lado del pozo de los desperdicios cloacales”, denuncia una vecina por Facebook. Es más, “dejaron la tierra acumulada y cada vecino debió pagar gente para arreglarlo”.
Cargar los bidones es la única forma de no contaminar y arruinar las vidas frente al cruce de brazos de las autoridades de turno.

Según pasan los años, la crisis hídrica incrementa y el Municipio browniano no presenta plan de obras públicas para solucionarlo, mientras la condición humana se torna indigna en el medio millón de habitantes. No todos, claro, porque muchos son que destinan un presupuesto en la compra de "agua mineral".

"La cañería no sale en la foto del político"

“Para el político es mucho más fácil trabajar poniendo el asfalto negro y es visible en las fotos, mientras que las cañerías no se ven…” trata de consolarse ante tanta tristeza quien frecuenta la zona.

El médico Carlos Regazzoni, lanzado como precandidato a intendente del PRO en Brown, fue puesto al tanto de la situación y observa que “el abandono en infraestructura de Almirante Brown es total, estamos hablando de que la gente, después de trabajar muchas horas, tiene que hacer fila sólo para poder tomar agua y que sólo 1 de cada 10 hogares en el municipio tiene cloaca”.

Por otro lado, la ONG Filatina (Fundación Integradora Latinoamericana Ambiental), apartidaría y sin fines de lucro, se viene quejando hace tiempo del problema gravísimo del agua potable y napas que afecta directamente a la gente del conurbano bonaerense. Las inquietudes de sus integrantes le entran por una oreja y sale por la otra a las autoridades municipales, provinciales y nacionales. Para ser más claros, reproducimos un fragmento de una de las cartas que hicieron pública: “la empresa Aguas Argentinas S.A. continúa en su macabra insistencia de traer el agua desde un río contaminado, donde está prohibido bañarse, donde se tira la caca y el pis (además de toda otra clase de porquerías, incluyendo los venenos que tiramos como insecticidas, humos, detergentes, desmalezantes, pesticidas, desfoliantes, y otros agroquímicos) de toda la ciudad de Buenos Aires, y con un tratamiento de dudosa potabilización, la ofrece como agua de bebida con un superabundante contenido de cloro de acuerdo a la concentración del riesgo implícito de proveerla pura”.

La vergüenza no tiene nombre… O sí, y es la intendencia del arquitecto Daniel Bolettieri, quien cuando llegó al gobierno con el ex intendente Darío Giustozzi llevaba el cargo de Secretario de Infraestructura y Planificación.