Anticipan otra suba en el precio del pan y el kilo podría llegar a los $90

La devaluación no da tregua y su impacto continúa reflejándose en los precios de la canasta básica. Tal como informamos jornadas atrás, la muestra cabal de esto se da en un alimento básico en la mesa de los argentinos: el pan

La devaluación no da tregua y su impacto continúa reflejándose en los precios de la canasta básica. Tal como informamos jornadas atrás, la muestra cabal de esto se da en un alimento básico en la mesa de los argentinos:  el pan.

Empujado por los tarifazos en los servicios públicos y el fuerte incremento en las materias primas del sector harinero, el kilo de pan “debería” oscilar entre los $80 y $90, tal como lo estimaron fuentes del sector panadero.

Es que en el último trimestre la bolsa de 50 kilos de harina sufrió una suba del 300%.

“En febrero, la bolsa de harina costaba $210 o $270, y hoy está entre $750 y $800”, indicó el presidente del Centro de Industriales Panaderos del Oeste bonaerense, Rodolfo Silva, al referirse a ese insumo básico para la producción. Si el porcentaje de este incremento se trasladara a las panaderías, tanto el pan como las facturas y otros productos podrían aumentar hasta tres veces.

No obstante, el estimativo de $90 para el kilo de pan es apenas el doble de lo que podría subir. Sin embargo, los panaderos se mantienen cautos, aún trabajando a pérdida, porque, según reconocen, en un contexto de enfriamiento del consumo como el actual, si suben demasiado los precios no venden.

Así, se encuentran en una encrucijada. “Yo no puedo aumentar más. Si aumento no vendo y si vendo no pago” los costos de producción, explicó Silva, quien fue uno de los organizadores del “Panazo” que el mes pasado se realizó frente al Congreso y en el que varios comerciantes regalaron 7.000 kilos de pan para visibilizar su crisis.

Pero no es solo la harina lo que los jaquea. Están las subas del gas, los impuestos, el alquiler, la levadura. En definitiva, el cóctel letal de la inflación desbocada.

Piden los panaderos que Gobierno y molineros fijen un precio interno de la harina para, de ese modo, afrontar el resto de los gastos. Esperan una solución que no llegó ni siquiera tras el contundente Panazo frente al Parlamento.