"Emergencia eléctrica"
Desde enero, aumentan las tarifas de luz y gas
Lo confirmó el gobierno, que también analiza declarar la “emergencia eléctrica”. Habría cortes programados. Especialistas consultados por Hoy analizan el impacto de la medida
Ya no hace falta salir al balcón. Ahora, son los cortes de luz los que marcan la temperatura”, solía ironizar un dirigente opositor al kirchnerismo para dar cuenta de la crisis energética que el gobierno saliente pretendía ocultar, pero que se manifestaba en reiteradas interrupciones en el suministro eléctrico.
Se hizo una mala costumbre de los 12 años de gobierno K: cada vez que estallaba el verano, el aire acondicionado y los ventiladores se apagaban, las heladeras se descongelaban, la comida entraba en descomposición.
Desde luego, estos inconvenientes ahora son heredados por la administración de Mauricio Macri, quien, no obstante, pretende sincerar el problema: declarando la “emergencia eléctrica” y, luego, aplicando una quita de subsidios, manteniéndolos sólo para una franja de hogares pobres y de usuarios jubilados.
La medida, que implicaría una sensible suba en las tarifas de luz y gas a partir de enero, perseguiría el objetivo de que la población ahorre energía y mantener la integridad de los cables, que se recalientan con las altas temperaturas. En la misma línea, el ministro de Energía, Juan José Aranguren, a instancias de Macri, analiza ordenar que no se enciendan carteles publicitarios por la noche y vidrieras en horas pico, o suspender la realización de eventos deportivos nocturnos. Además, se podría exigir a los shoppings y supermercados que fijen el aire acondicionado en 24 grados. También habría cortes programados.
Aunque aún no se determinaron los porcentajes del incremento, el exsecretario de Energía, Emilio Apud, sostuvo a Hoy que donde más se van a sentir los ajustes es “en Capital y Gran Buenos Aires. Pero hay que evitar hablar de un 400% o 500%, porque eso es una barbaridad. Hay que decir sobre qué monto se aplicará ese porcentaje, porque a nadie de la clase media se le vendrá abajo el presupuesto familiar por tener que pagar $200 en lugar de $50”.
Respecto de la política subsidiaria implementada por el kirchnerismo, Apud coincidió con el nuevo gobierno al decir que “los subsidios tienen que ir a la gente que los necesita. Hay que definir bien quiénes son los que no pueden pagar el servicio y a esos sí mantenerles el beneficio”. Precisamente, esta metodología es la que analiza aplicar Aranguren, evaluando el poder adquisitivo, capacidad contributiva y consumo energético de los consumidores.
Para el especialista consultado por nuestro diario, la quita de subvenciones puede tener costos políticos, pero, al mismo tiempo, advirtió que “Cristina Kirchner otorgó beneficios ficticios a costa de la inflación y del cepo cambiario, porque $140 mil millones se fueron en subsidios, lo que equivale a la mitad del déficit fiscal”.
“Sincerar el sistema tarifario va a implicar una vuelta a la racionalidad, va a ayudar a que en dos años se acaben los cortes y a que en ocho recuperemos el autoabastecimiento, para dejar de depender del exterior y que se vayan alrededor de US$ 13 mil millones por año en importaciones. Es hora de recuperar los recursos energéticos derrochados en estos 12 años de mala política K”, concluyó Apud.
“La quita de subsidios tiene que ser de forma progresiva”
Por Claudio Boada (Titular de la Unión de Usuarios y Consumidores)
Especial para Hoy
Entendemos que no es adecuada la supresión de todos los subsidios, que los subsidios a la energía no tienen que suprimirse completamente, sino pautarse de una forma progresiva, teniendo en cuenta la situación socioeconómica de cada usuario. Estamos de acuerdo con un estudio escalonado y gradual, en el cual se avance hacia una quita pero se mantenga para los sectores más vulnerables, porque creemos que los subsidios son una forma indirecta de mejorar los sueldos y la capacidad económica de los consumidores.
Por otro lado, también hay industrias que requieren un alto contenido energético y una quita de subsidios puede tener mayores efectos inflacionarios.
En tanto, hay que diferenciar una cosa: mientras los usuarios entendemos la emergencia eléctrica como un sistema de coordinación para realizar las obras necesarias y mejorar la calidad del servicio, el gobierno piensa que la emergencia eléctrica es subir las tarifas.
Parecería que la emergencia eléctrica la declaran subiendo las tasas para que uno consuma menos y, consumiendo menos, suponen que no va a haber problemas de cortes. Pero esos cortes se producen por el uso intensivo de la energía, que recalientan los cables, y la falta de inversión de las distribuidoras.
La pregunta es: con temperaturas tan altas, ¿la gente va a renunciar a prender el aire acondicionado o a tomar bebidas frescas?
No me parece lógico.
“Con una tasa más razonable, la gente va a ahorrar energía”
Por Gerardo Rabinovich (Vicepresidente del Instituto Argentino de Energía General Mosconi)
Especial para Hoy
La política subsidiaria aplicada hasta la fecha es insostenible. La receta adecuada es la decidida: que no reciban subsidios quienes no los necesitan y que sí se proteja a quienes deban recibirlos.
Es impensable que una factura eléctrica en un hogar de clase media cueste $60, pero que pase a costar $220 no le mueve la aguja a nadie. Sí afectará a aquellos sectores que estén por debajo de la línea de pobreza, a los que habrá que proteger.
Además, esto va a volver en beneficios. La gente, con una tarifa real, va a consumir de un modo más razonable la energía y evitar el derroche; se van a reducir los problemas de suministro, porque las distribuidoras van a tener los ingresos suficientes para controlar las fallas.
Para mí es muy importante que se haga un blanqueo de la situación energética que el kirchnerismo le heredó a este gobierno y que se actualicen las tarifas, porque el atraso es muy profundo y duró mucho tiempo.