Ensenada: temor por humo negro en YPF

La refinería de la petrolera estatal alarmó nuevamente a la ciudadanía por las llamaradas y los ruidos ensordecedores. La falta de inversión de la empresa, en la mira. Crecen las quejas de los habitantes lindantes al complejo

Como suele ocurrir luego de cada tormenta en Ensenada, los vecinos que limitan con la refinería de YPF tuvieron que soportar en las últimas horas grandes y profundas llamaradas de sus chimeneas, así como fuertes ruidos y olores que causan alarma entre los residentes, quienes temen que la situación pueda pasar a mayores.

Mientras las consecuencias del temporal y la inacción de Edelap dejaron sin luz a una gran parte de la región, fuertes fogonazos y explosiones se vivieron ayer en las instalaciones de la empresa estatal, originando espanto entre los vecinos. Además del humo que se desprendía desde las torres de la petrolera, hubo llamas mucho más altas y espesas de lo normal, con un fuerte hedor.

Tal como ocurrió en ocasiones anteriores, las autoridades no brindaron ninguna clase de explicación sobre lo sucedido, dejando desam­parados y desprotegidos a los ciudadanos. A través de un escueto comunicado por la red social Twitter, YPF apenas anunció que la columna de humo “no revistió” riesgo para la comunidad, aunque muchos frentistas linderos manifestaron sentir malos olores y picazón en los ojos.

Sin obras

Los hechos de contaminación sonora, nubes y llamas tóxicas, y escapes de materiales dañinos para la salud se reiteran con periodicidad sin que nada se haga para solucionarlo. En diálogo con diario Hoy, el exsecretario de la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Actividad Nuclear 

(Apcnean), Hugo Palamidessi, señaló que “lo que sucede en la refinería de YPF en Ensenada es algo que puede verse en todas las instalaciones que la petrolera tiene a lo largo y ancho del país, que es la falta de inversiones por parte de la empresa”.

Para el vicepresidente del Grupo Moreno (Movimiento por la Recuperación de la Energía Nacional Orientadora), “estas situaciones se repiten continuamente porque no se ha encarado un plan de obras que vaya en consonancia con la labor social que debe cumplir una empresa estatal. Solo se piensa en el negocio y en ganancias rápidas, sin tener en cuenta el bienestar general”.

“Esto sucede lisa y llanamente porque no se hacen las cosas como deberían hacerse. La refinería de La Plata es una de las más importantes de toda América, por lo que resulta un disparate que funcione de la manera que viene funcionando”, resaltó Palamidessi.

Ecos de las llamas

Desde Defensa Civil La Plata explicaron que se registraron “humos intermitentes de corta duración debido a la salida de servicio de la central de cogeneración de energía y a la necesidad de incremento de vapor para consumo”.

Las emanaciones generan terror entre los vecinos. Basta recordar un estudio publicado por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), donde se determinó que una explosión no controlada de la destilería afectaría a más de 30.000 personas y dañaría parte de Ensenada, Berisso y La Plata. 

Un plan que no se cumple

En 2016, la Sala III de la Cámara de Apelaciones Federal de La Plata rechazó un recurso de queja de YPF, ratificando el fallo de primera instancia –convalidado en 2013 por la Corte Suprema- que le ordena presentar un plan y ejecutar obras para evitar la contaminación que genera la refinería en La Plata, Berisso y Ensenada. 

En su fallo, la Justicia señaló: “La obligación de cesar el daño ambiental implica la generación de esa información en un marco de transparencia y control, con participación de las partes involucradas”.

Vale recordar que la Sala III instaba a YPF a presentar “un plan de obras que tienda a modificar su proceso productivo en la medida en que genera emanaciones contaminantes”, lo que será objeto de supervisión por parte del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA), de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP. Por el momento, el plan está en veremos y nada se ha hecho para avanzar en este sentido. 

Consecuencias tóxicas, en primera persona

Vecinos del Camino Mosconi, a la altura de la calle Echeverría, uno de los ingresos a la refinería, comentaron ante diario Hoy el miedo y el peligro que sufren cotidianamente. “Nos asustamos un poco porque vimos el humo negro, pero no podemos hacer nada porque no tenemos otro lugar para vivir”, explicó Antonio Rodríguez, un misionero que se trasladó con su familia a la vecina localidad.

Según comentó, en esa zona “se vive como se puede, con la ayuda de Dios. Nos sentimos en constante peligro porque sufrimos mucho el olor a gas y azufre, y nos encerramos y tratamos de cubrir a los chicos, principalmente”. Además, evidenció un deseo compartido por todo el barrio: “Nos queremos mudar pronto de acá y mejorar nuestra calidad de vida”.

Ramona González, quien hace 50 años vive a pocos metros de la mole petroquímica y, al igual que Antonio entiende lo que es sentirse atormentada, afirmó: “Sabemos que es un lugar tóxico, pero no podemos mudarnos. Encima nos enteramos de que están cortando árboles en la zona, que son los que ayudan a limpiar el aire. Hay días en que no se pueden abrir las ventanas por el olor. Dependemos de para qué lado vaya el viento”, sostuvo.

Por otro lado, la vecina señaló que, cuando se acciona la planta de cracking catalítico, se rompen las paredes y estallan los vidrios por las vibraciones que provoca en el suelo. “Tuvimos que cambiar los vidrios por unos más caros, que son irrompibles”, detalló. Y concluyó: “Acá siempre vivimos con miedo”.