Golpe al bolsillo: por segunda vez en 15 días aumentó el combustible
Luego de la suba realizada el pasado 24 de enero, ayer YPF sorprendió con un nuevo incremento, del 3,5%. Es el cuarto ajuste desde octubre del año pasado, cuando el Gobierno decidió liberar los precios del mercado de las naftas
A penas 15 días después del último aumento, YPF amaneció ayer con una nueva suba del 3,5% promedio que se reflejó en las pizarras de sus estaciones de servicio de todo del país. La petrolera concentra el 55% del mercado de las naftas y sus movimientos de precios habitualmente terminan siendo adoptados por el resto de las empresas, por lo que se espera que reaccionen de la misma manera.
El último incremento de YPF había sido el 24 de enero, con un 5% promedio. En esa ocasión, la compañía había quedado en medio de presiones por parte del Gobierno, que intentó retrasar el alza de precios debido a la gran cantidad de aumentos que se estaban produciendo en el conjunto de la economía, como los implementados en el transporte, la energía eléctrica y las prepagas.
Luego de las negociaciones con parte del Ejecutivo, finalmente la suba se produjo unos días después de que lo hicieran sus competidoras, Oil, Shell y Axion, que en las semanas previas habían incrementado el precio un 6% promedio. Un caso particular se produjo en Oil, que ayer decidió llevar cabo un alza del 2,5%.
Con los nuevos valores, el litro de nafta premium Infinia pasó a comercializarse a $28,29 en la Capital Federal, la súper a $24,39, el gasoil Infinia a $25,07 y el común a $ 21,52. En tanto, en el interior los aumentos son mayores, llegando ubicarse por encima de los $30 en lugares como Córdoba.
La política del Ejecutivo respecto a este sector fue modificada en octubre del año pasado, cuando el Gobierno dispuso la liberación de los precios de los combustibles en el país. Hasta entonces, el valor estaba sujeto a revisiones trimestrales de acuerdo con la evolución del precio del crudo internacional, el tipo de cambio y el precio de los biocombustibles.
El argumento principal para esta suba tiene que ver con los incrementos en el tipo de cambio ocurridos en las últimas dos semanas, ya que la divisa norteamericana finalizó en casi $20. Además, el barril de Brent pasó de US$ 60 a US$ 70 hace pocos días.
A este conjunto de situaciones debe sumarse que el Gobierno no modificó el Impuesto a la Transferencia de los Combustibles (ITC), cuando desde la petrolera se venía reclamando una disminución del 10% en este tributo.
El de ayer fue del cuarto ajuste desde que el Gobierno dispuso la liberación de los precios en el mercado de combustibles. En los últimos 12 meses el alza fue del 43%, unos 18 puntos más que la inflación.
“Lo terminamos pagando el conjunto de los argentinos”
Hernán Letcher
Director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA)
“Haber liberado el precio de los combustibles definitivamente fue un error en la política económica. El Gobierno con esa decisión lo que hizo fue garantizar el negocio y a la vez que los hidrocarburos dejen de ser un bien público.
La desregulación afecta los costos de producción, a contramano con el objetivo del Gobierno de ganar competitividad. Este tipo de política no hace más que destrozar el proceso productivo, porque son medidas que no van acompañadas de políticas de producción que ayuden a la mejora de las empresas. Y en la práctica, en términos numéricos, eso queda muy demostrado, porque entre el 1º de diciembre y el 5 de febrero la variación del tipo de cambio fue del 13,17% y el aumento de la nafta para YPF en el mismo período fue del 15,19%.
Evidentemente, lo que quieren es que la nafta siga el valor del dólar. En ese caso lo que sucede es que cada vez que hay una devaluación, como sucedió en los últimos dos meses, lo terminamos pagando el conjunto de los argentinos.
El Gobierno pretende tener una inflación relativamente baja, pero antes que eso está el objetivo de generar ganadores y perdedores. Claramente en el tipo de política que han implementado, de desregulación, la decisión es privilegiar al sector económico de los hidrocarburos”.
“Hay que tratar de encontrar un equilibrio”
Juan Dumas
Exsecretario de Comercio Exterior e Interior de la Nación
“Esta política de liberar el precio de los combustibles es la que se lleva adelante en la mayoría de los países del mundo. El objetivo de esa medida es no apartarse de la evolución del precio, que surge de la refinación del petróleo. Cuando uno se aparta demasiado de lo que está pasando en el mercado internacional, flaquea la producción y la exploración, como ya nos pasó.
Con respecto al tipo de cambio, paradójicamente, no es malo que haya subido. Malo sería que se quedara en los niveles en que estaba, porque hay un equilibrio que hay que tratar de encontrar. Si el tipo de cambio se queda muy bajo, o sea, con el peso muy fuerte, muchos sectores, en especial los exportadores, pierden competitividad en el exterior y se facilitan las importaciones. Pero obviamente cuando sube el tipo de cambio, eso hace subir determinados precios, principalmente los que están vinculados al comercio exterior.
También en este análisis debe sumarse el tema de las tarifas públicas. En este sentido, la política del Gobierno ha sido la de hacer un ajuste que debía hacerse, dada la distorsión inicial con la que arrancó este Gobierno, con lo cual los precios al cliente estaban alejadísimos de los costos de producción. Son todos aspectos que afectan el nivel de inflación, pero si se los tratara de evitar, terminaría siendo peor el remedio que la enfermedad”.
“La política de Aranguren fracasó”
Pedro Bussetti
Presidente de la asociación Defensa de Usuarios y Consumidores (Deuco)
“El Gobierno dice que está planteando una política antiinflacionaria, pero lamentablemente todas las medidas que toma van en sentido contrario. Sabemos que el aumento de los combustibles no solo impacta en el bolsillo del automovilista o el que lo utiliza para trabajar o estudiar, sino que afecta el transporte público, el transporte de carga, y por lo tanto tiene una incidencia importante en el costo de los productos que todos consumimos.
Sabemos que la economía argentina es dependiente de innumerables ramas de la actividad de insumos que son importados y que necesariamente se incrementan cuando el valor de la divisa norteamericana aumenta.
Con lo cual, la política desregulatoria de los combustibles del ministro Juan José Aranguren, anunciada como una medida que iba a servir para alentar la competencia y favorecer la disminución de los combustibles, obviamente resulta un fracaso. Toda esta política atenta contra el supuesto plan antiinflacionario y afecta directa e indirectamente a todos los argentinos.
La idea de Aranguren es transferir a las empresas privadas mayores ganancias en desmedro de una peor distribución del ingreso hacia todos los argentinos, que somos los que pagamos las consecuencias de esta política”.