La crisis del sector tambero

Leche cortada


La época de vacas flacas en el sector tambero no se detiene, atravesando su peor crisis en 20 años. La caída en la producción deja una industria al borde de la quiebra


Estamos con la soga al cuello”, es la frase que más se escucha por estas horas entre los productores tamberos, que se encuentran atravesando por la peor crisis en 20 años, con despidos, cierre de tambos y caída en la producción a lo largo y ancho del país.

El efecto arrasador que produjo la política kirchnerista en las economías regionales, llevó a que la actividad lechera sea prácticamente inviable en la Argentina. Los productores están retrasados en sus pagos, con enormes deudas y servicios cortados, lo que hace que la decisión del gobierno nacional de instrumentar compensaciones por $ 413 millones por la leche producida en enero y febrero, tenga el mismo efecto que un grano de arena en el desierto.

Mientras el precio de leche sale en las góndolas $14 el litro, al productor se le paga solo $2,50, con lo cual el productor estaría recibiendo nada más que el 17,86% del precio final del producto. Esta situación se complica aún más si se tiene en cuenta que el costo de producción del litro en tranquera es de $4,15, con lo que los productores antes de producir ya están yendo a pérdida en $1,65 por litro.

A esto se le agrega un contexto internacional altamente desfavorable para la Argentina, con una fuerte caída en la exportación (ver aparte), a lo que se le debe sumar las desacertadas políticas implementadas por Cristina Kirchner y Axel Kicillof, que golpearon severamente a la economía del sector.

Paisaje oscuro
La actividad está totalmente estancada, y los esfuerzos hechos por el ministerio de Agroindustria que conduce Ricardo Buryaile, no alcanzan para frenar este panorama. Los altos costos, los factores climáticos y la coyuntura económica nacional y mundial, ubican hoy a la situación parecida a lo que sucedió en las épocas menemistas, cuando los tambos cerraban casi a diario.

El escenario preocupa a propios y extraños, y si se tiene en cuenta que en el primer mes de 2016 las ventas de quesos cayeron un 43% respecto de enero del año pasado, y que la producción de leche en polvo sigue sin encontrar mercados dispuestos a comprarla, el escenario no invita a ser optimistas al futuro cercano.


Un horizonte complejo el que atraviesa la actividad por estas horas, principalmente en la cuenca lechera central que atraviesa norte de Buenos Aires y sur de Santa Fe y Córdoba, con productores al borde de la quiebra, y que dejan al sector inmerso en una crisis que pareciera no tener fin.

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