Corrupción K

López planeaba huir con sus bolsos en avión

Para la Justicia, la noche en la que fue detenido el exsecretario de Obras Públicas lo esperaba una aeronave en San Fernando, propiedad de un empresario ligado a Lázaro Báez. Sin embargo, por un incidente se habría abortado la fuga

Uno de los hechos de corrupción más bochornosos del último tiempo fue el intento por esconder bolsos con 9 millones de dólares en el convento de Géneral Rodríguez, con la complicidad de sus monjas orantes que hoy investiga la Justicia. Sin embargo, eso habría sido parte del plan B que el exsecretario de Obras Públicas del kirchnerismo, José López, tenía para la noche del 14 de julio, cuando finalmente terminó detenido en las puertas del monasterio.

Es que, según una de las hipótesis que maneja el fiscal Federico Delgado, López tenía planeado fugarse en avión desde el aeropuerto de San Fernando. La presunción se basa en imágenes de las cámaras de seguridad que la Policía Federal le entregó al funcionario del ministerio público, con fecha del 13 de junio, en las que los técnicos alistan dos aeronaves.

Es decir, durante las horas previas a su llegada al convento, mientras intercambiaba llamadas con su esposa, María Amalia Díaz, y con la hermana Alba, en San Fernando se preparaban los jets para que “Lopecito” huyera: uno es un Citation III matrícula LV FVT, registrado bajo la empresa Travel Jet S.A. El otro tiene matrícula LV-CKK y pertenece a la empresa Patagonia Jet. El hangar en cuestión es de Aviación Atlántico Sur SA, firma que registra como presidente a Walter Zanzot, un estrecho colaborador de Lázaro Báez, que figura como dueño de la empresa de taxis aéreos Top Air, procesado por lavado de dinero y que aparecía en los videos de La Rosadita contando millones de dólares y euros.

La fiscalía pidió el listado de pasajeros que volaron en esos aviones, desde un año atrás hasta la fecha, y los datos arrojaron que en ambos viajaban frecuentemente el presunto testaferro de López, Andrés Galera; la exmujer de Báez, Norma Calis Monte; Melina Báez y el propio Zanzot.

Según la investigación judicial, el mes pasado se cargaron 1.250 litros de combustible destinados al hangar, mientras que la noche entre el 13 y el 14 de julio los aviones no se movieron, estuvieron estacionados como esperándolo a López. Otro dato a tener en cuenta es que el aeropuerto de San Fernando  se encuentra muy cerca de la casa que el exsegundo de Julio de Vido habitaba en el Tigre, por lo cual en cuestión de minutos podría haber iniciado la fuga.

Ahora, ¿qué detuvo la huida aérea de “Lopecito”? A las 00.15 del 14 de julio, cuando finalmente el exfuncionario resultó detenido, se cerró por completo el aeropuerto por el despiste de una aeronave. Según la Justicia, ese incidente habría frustrado su intento de fuga. Eso se busca determinar en el avance de la pericia, para lo que será clave el cruce de llamadas que el exsecretario estableció durante las horas previas al desenlace ya por todos conocido.

Mañana, López declarará ante el juez Rafecas y se aguarda que dé por primera vez su versión de los hechos ocurridos en el convento de General Rodríguez. Tal vez desentrañe si se trató de un plan B abortado tras la imposibilidad de la huida aérea.

El fiscal duda y pide nuevos estudios médicos a la hermana Alba 

El fiscal federal Federico Delgado pidió convocar una junta médica para resolver si la hermana Alba -la religiosa de 95 años del monasterio de General Rodríguez, donde el exsecretario de Obras Públicas, José López, intentó esconder nueve millones de dólares-, está en condiciones de soportar una causa penal en su contra por el supuesto encubrimiento al exfuncionario kirchnerista.

El planteo fue hecho al juez federal Daniel Rafecas ante “la ambigüedad de los informes médicos y la trascendencia del alcance de la medida”, en caso de resolverse la inimputabilidad de Alba Díaz de España Martínez Fernández.

Rafecas debe resolver si suspende la causa contra la religiosa por su estado de salud, luego de que testimonios y evidencias la señalaran en el centro de la escena de la madrugada del 14 de junio pasado.

Delgado pidió “a la mayor brevedad posible, ordenar al decano del Cuerpo Médico Forense la realización de una junta médica para su análisis integral”.

La semana pasada, Rafecas recibió un segundo informe sobre la salud de Alba que determinó que cuenta con una “propensión a la dispersión, fallas amnésicas (de la memoria) con tendencia al relleno fabulatorio del vacío asociativo, fatigabilidad, labilidad emocional, vivencias de vulnerabilidad, y dificultades para la comprensión de consignas con cierta complejidad”. 

En tanto, el texto agregó que “no se detectaron indicadores compatibles con simulación, tanto a nivel clínico como durante la administración de las pruebas diagnósticas”.

Mientras la psicóloga consideró que “debido a las limitaciones ya señaladas, (Alba) no se encuentra en condiciones psíquicas adecuadas como para participar en un proceso penal”. 

Galera admitió conocer a “Lopecito”, pero negó ser su testaferro

Fue investigado en la causa Skanska, el primer escándalo de la corrupción kirchnerista. Estuvo en la cabeza y boca de los hombres de la construcción durante la década pasada. Era, decían, el “operador” del Ministerio de Planificación que condujo 

Julio de Vido, y hoy está imputado por ser el supuesto testaferro del exsecretario de Obras Públicas, José López, en el caso por enriquecimiento ilícito que se le sigue en su contra.

Ayer, el contador Andrés Galera, sindicado, además, como uno de los valijeros de López que cobraba las coimas ante el sector privado, se negó a responder preguntas ante el juez federal Daniel Rafecas, pero presentó un escrito en el que reclamó la nulidad de la acusación. En el texto, admitió conocer “socialmente” a “Lopecito”, pero negó haber actuado como prestanombre para que el exfuncionario escondiera parte de su patrimonio.

Galera está imputado como presunto “propietario aparente” del lujoso chalet que López ocupaba en Tigre. El marplatense fue dueño del terreno hasta mayo de 2010, cuando lo vendió con la casa a medio hacer al constructor y contratista del Estado, Eduardo Gutiérrez. Este, a su vez, terminó de construir la casa y se la alquiló a López.

Para la Justicia, la principal hipótesis es que todo fue una simulación para que escondiera que él era el verdadero dueño. 

En su escrito, Galera detalló el rol que tuvo en las operaciones en torno al chalet de Tigre. Dijo que su proyecto era construir una casa familiar para el fin de semana, pero que su esposa no estaba de acuerdo con la ubicación, por lo que tomó la decisión de desprenderse del inmueble. Fue entonces, argumentó, que decidió iniciar la construcción de una vivienda para “revalorizar la propiedad” y obtener una ganancia. Aquí menciona a López: “El exsecretario de Obras Públicas y su esposa María Amalia Díaz, a quienes yo conocía socialmente, tomaron conocimiento de la existencia de dicho terreno y de mi interés por desprenderme del mismo”, puntualizó.

Sin embargo, el contador afirmó que “por distintas razones, principalmente económicas”, no concretó la venta del inmueble a López.