¡Ojo con las tarjetas de crédito!

Los bancos, quienes ya comienzan a sacar su tajada con la impresionante suba del 40% en la tasa de interés que aplicó el Banco Central

Con cada crisis (los argentinos sabemos de esto), millones pierden y unos pocos ganan. Del lado de los excepcionales ganadores están los bancos, quienes ya comienzan a sacar su tajada con la impresionante suba del 40% en la tasa de interés que aplicó el Banco Central para intentar, sin suerte, controlar la fuga de dólares y la disparada de la divisa.

El abrupto aumento en la tasa impacta, sobre todo, en el costo crediticio de PyMes y familias. Tomar un préstamo, acceder al financiamiento o recurrir a las tarjetas de crédito para adquirir bienes de primera necesidad (comida, por ejemplo) que el salario no puede comprar resulta prácticamente prohibitivo, cuando no usurero.

Según confirmaron especialistas consultados por este medio, los intereses por compras realizadas con tarjetas de crédito podrían superar el 200% anual, mientras que en el caso de las pequeñas y medianas empresas, las recargas por financiamiento llegarían al 80%.

El encarecimiento comenzará a sentirse desde el próximo mes, y la mayor carga recaerá sobre el costo financiero total (CFT) de las tarjetas, que incluye gastos operativos, envío de resumen, seguro de vida, comisiones, entre otros ítems que ajustarán sus valores. Dado el nuevo escenario, los economistas no descartan que el CFT supere el 200% anual. 

Para evitar sorpresas no gratas la recomendación es no “tarjetear” en exceso y, menos aún, abonar el mínimo de los resúmenes, donde el CFT puede llegar al 100% anual. 

También, estar atento a los planes de pago: prácticamente desde que asumió Cambiemos, las tarjetas no ofrecen financiamiento en cuotas sin interés. Dependiendo del comercio, apenas se puede acceder al Ahora 6 sin interés. Las compras en 12 y 18 cuotas sí llegarán con recargos. 

Por eso, más que nunca habrá que leer y releer la letra chica perversa de estos salvavidas de plomo que, en época de crisis, pueden condenar al ahogo a PyMes y ciudadanos de a pie que recurren al plástico nada más ni nada menos que para comprar alimentos.

El economista Claudio Lozano asegura que estamos “ante los primeros efectos de la corrida cambiaria que el Gobierno pretendió contener subiendo las tasas. Pero no logró ni lo uno ni lo otro. La devaluación continúa, impacta en los precios, los salarios pierden poder frente a una inflación que proyecta un piso del 26%, a la par que se achica el mercado interno, porque la producción resulta imposible y la demanda es cada vez menor”. 

Se confirma, así, un cuadro recesivo que hace caer el empleo y aumentar la pobreza. No por obra de la casualidad o la magia, sino por la ausencia de un plan económico estratégico que promueva la producción y nos permita salir del estancamiento. El escenario beneficia a los pocos de siempre: en este país rico en su origen, pero lleno de pobres o con clases medias que, a fuerza de intereses o usura, son empujadas a la pobreza, la riqueza sigue en manos de los 114 mil argentinos que hoy disponen de un patrimonio neto de US$15 millones, sin tributar siquiera bienes personales. 

Pero a usted lector, que no es capaz de imaginar esa suntuosa cifra, lo asaltarán con intereses de todo tipo si no toma los recaudos correspondientes. De ahí que le advertimos que lo piense dos veces antes de pasar su tarjeta de crédito. Puede que el pan de hoy sea el hambre de mañana.