Polémico premio para Hebe de Bonafini

Con la presencia de Amado Boudou, seriamente comprometido por el escándalo de la ex Ciccone, la titular de Madres ayer fue declarada Ciudadana Ilustre de La Plata.

Un mismo acto, en el Coliseo Podestá de La Plata, reunió a los dos kirchneristas más sospechados por casos de corrupción: el vicepresidente Amado Boudou y la titular de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. El motivo del encuentro fue la declaración de Ciudadana Ilustre que le otorgó el Municipio platense a Bonafini, sin importar que la titular de Madres ya había recibido esa distinción a finales de los años ‘90. Y sin tener en cuenta el rol que tuvo en el escándalo de corrupción que se registró en esa entidad con los fondos destinados a viviendas sociales.

En tanto, Boudou, uno de los principales socios políticos de Bonafini en el Gobierno, está sospechado desde que se conoció que supuestos testaferros suyos habrían comprado la empresa Ciccone para hacer un negocio millonario con la impresión de papel moneda.

Ayer también estuvo presente el propagandista K Víctor Hugo Morales, el relator de fútbol que en los últimos meses se ha convertido en uno de los principales divulgadores del relato oficial. Otro polémico personaje que se dejó ver en el Coliseo fue el médico privado de Bonafini, Juan Manuel de Rosa, integrante de la conducción nacional de Quebracho, que está en la mira luego de haberse hecho cargo de forma muy sospechosa de dos sanatorios privados de la región, bautizados como Clínica de la Comunidad, ubicados en Berisso y Ensenada.

Tal como lo viene informando este diario, distintas fuentes consultadas dan cuenta de que el dinero para comprar y reequipar las clínicas podría haber salido de la mencionada fundación y del PAMI. La titular de la obra social en La Plata es Araceli Mastellone, exesposa de otro integrante de la conducción de Quebracho, Raúl “Boli” Lezcano, que fue condenado a tres años y tres meses de prisión por haber incendiado un local partidario de Jorge Sobisch, candidato a presidente en el año 2007. Mastellone y Hebe de Bonafini, en 2010, fundaron la agrupación Las Cristinas, desde donde impulsaron la reelección de la Presidenta.

Las clínicas que conduce De Rosa estarían recibiendo fondos del PAMI para rubros altos que no pueden absorber. Por ejemplo, al tratarse de sanatorios de complejidad intermedia, tiene más de 12 mil cápitas para cuidados críticos, pero escasas camas en terapia intensiva. En otras palabras, los números estarían inflados. 

Aún más grave es la forma en que De Rosa se habría quedado con las cápitas del PAMI. Hasta fines del año pasado, el sanatorio de Berisso se llamaba Instituto Médico Argentino. Una auditoría había detectado que en esa institución ni siquiera había agua caliente, por lo que se determinó el traslado de pacientes del PAMI al hospital de Berisso. Hubo gestiones para que las cápitas del Instituto Argentino fueran derivadas, de forma definitiva, al hospital público, para así poder solucionar algunos de los graves problemas de infraestructura que tiene el nosocomio. Hasta se había planificado levantar una unidad especial de atención para los afiliados de la obra social. Pero el proyecto quedó trunco debido a que Mastellone restituyó las cápitas al Argentino. Pero con una variante: la clínica cambió de dueño y fue en ese momento que apareció De Rosa, junto a un socio llamado Christian Acosta Godoy. 

EN FOCO
Una falta de respeto a las personalidades ilustres

Por Myriam Renée Chávez
Directora del diario Hoy

Realmente constituye una afrenta y una falta de respeto, para todas aquellas personas que fueron declaradas personalidades ilustres de nuestra ciudad, y para todas aquellas que reúnen las condiciones para recibir tal distinción, que ayer se le haya dado semejante reconocimiento a la señora Hebe de Bonafini.

Se trata de una mujer que desde hace tiempo viene mostrando serios problemas de conducta. El caso paradigmático fue el manejo que se hizo de los millonarios fondos públicos, que salieron del bolsillo de todos los contribuyentes que aportamos al Estado, para construir viviendas sociales. Y que habrían terminado incrementando el patrimonio del parricida Sergio Schoklender (mano derecha de Bonafini durante más de una década) como así también de la propia hija de la titular de Madres.

Si existiera una Justicia independiente, ante semejante hecho delictivo Bonafini debería estar -cuando menos- imputada, ya que es la máxima responsable de la entidad donde se cometieron las tropelías. Y si ello no ocurre, es sólo por el hecho de que esta causa tramita en el juzgado a cargo de uno de los peores magistrados de la historia de nuestro país: Norberto Oyarbide, un personaje caracterizado por serios problemas morales y por su sumisión total a las órdenes que bajan del poder político. Se trata del mismo juez que, en tiempo récord, cerró la causa judicial por enriquecimiento ilícito contra el matrimonio Kirchner. 

Ayer, el poder político de la ciudad premió a una persona que en reiteradas ocasiones se ha manifestado contra las instituciones de la democracia. Hasta amenazó, públicamente, con tomar el edificio de Tribunales para presionar a la Corte Suprema de Justicia para que se expidiera a favor del Gobierno; y ha hecho escraches públicos a periodistas que no están alineados políticamente con el Gobierno K. También reivindicó la lucha armada, sin importarle la tragedia que se vivió en el país.

Lo que les sucedió a los hijos de Bonafini, en la última dictadura, no puede ser un cheque en blanco que la habilite a ella o sus acólitos cómplices a hacer cualquier cosa. De hecho, no es la única que ha tenido padecimientos en esa época. Muchos tuvimos que escaparnos para cuidar a nuestros hijos y evitar ser víctimas del terrorismo de Estado, como así también del accionar de los grupos guerrilleros, que en 1976 se unieron como pinzas para voltear a un gobierno elegido democráticamente por el pueblo, a meses de que se realizaran los comicios presidenciales. 

No es una mera casualidad que ayer haya estado presente en el Coliseo Podestá, aplaudiendo en primera fila, el vicepresidente Amado Boudou. Desde hace tiempo, el exministro de Economía, surgido del partido del ultraliberal Alvaro Alsogaray (uno de los personajes más reaccionarios que ha dado la historia contemporánea de nuestro país), está seriamente involucrado en el escándalo por la compra de la ex Ciccone. 

Boudou no está tras las rejas sólo por el hecho de ser el vicepresidente de un gobierno que hizo de la corrupción su forma predilecta para mantenerse en el poder. Esa es la razón que también explica la impunidad de la que goza Bonafini.