Qunita: la Provincia suspende el plan K por ser “inseguro”

Según determinó el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, los kits maternales que el kirchnerismo construyó mediante una sospechosa licitación podrían poner en riesgo la vida de los recién nacidos. El programa benefició a empresas platenses y por él está imputado Aníbal “La Morsa” Fernández, entre otros funcionarios

Un informe del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) detectó que elementos del kit del programa Qunita “podrían ser inseguros” para los bebés, por lo que el Ministerio de Salud de la Nación dispuso que se discontinúe con la entrega de las bolsas de dormir y las cunas que se obsequiaban a las madres beneficiadas por el cuestionado programa lanzado por la expresidenta Cristina Kirchner en julio del año pasado.

Por lo expuesto, el gobierno bonaerense adhirió a la medida y por orden de la ministra de Salud, Zulma Ortiz, se interrumpió el reparto  del kit Qunita en los hospitales y maternidades de la Provincia.

El diario Hoy tuvo acceso al documento firmado el 28 de enero pasado por el Secretario de Políticas de Promoción, Programas Sanitarios y Salud Comunitaria, Eduardo Munín, y la subsecretaria de Atención Primaria de la Salud, Dora Vilar de Saráchaga.

Desde la cartera de Ortiz justificaron que “la suspensión de la distribución de las bolsas de dormir y las cunas se debe a que el INTI habría cuestionado la calidad de esos productos, con la gravedad de que ponen en riesgo la vida de los recién nacidos”. 

Cabe recordar que el plan, que tuvo como objetivo beneficiar a embarazadas y recién nacidos, escondía una maniobra económica con sello K. 

Según denunció la legisladora porteña por Confianza Pública, Graciela Ocaña, la anterior gestión pagó sobreprecios. A su vez, el diario Hoy reveló en una investigación publicada el 10 de octubre pasado que las empresas radicadas en La Plata eran fantasmas (al no contar con una sede) o funcionaban en locales extremadamente pequeños, sin capacidad para prestar servicios por 120 millones de dólares para la construcción de kits maternales. 

Para esas compañías, que el año pasado declararon ganancias irrisorias, su ingreso al programa K significó un salto de hasta el 3.675% en sus balances. De ellas, cuatro contaban con domicilio fiscal en La Plata: Delta Obras y Proyectos S.A. (que recibió del Estado $29.991.000), Compañía Comercial Narciso SRL ($29.760.500), Grupo Diela S.R.L ($39.780.000) y Dromotech S.A. ($49.984.000). Excepto Diela, que se presentaba como una pequeña tienda de indumentaria deportiva en la calle 48, todas eran casas de familias, sin apariencia comercial ni identificación en su fachada. 

Ese material fue aportado por Ocaña en la causa iniciada tras su denuncia y por la que el juez Claudio Bonadio ordenó 23 indagatorias, entre ellas, al entonces jefe de Gabinete, Aníbal “La Morsa” Fernández; los exministros de Salud, Daniel Gollán, y Juan Manzur (actual gobernador de Tucumán); y al exministro de Salud, Nicolás Kreplak. 

Ahora, además de los presuntos delitos en la sospechosa licitación, los acusados deberían responder por la gravedad que significa haber privilegiado los negocios por sobre la vida de los recién nacidos.

Los peligros de dormir en una cuna mal construida

En noviembre del año pasado, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) advirtió sobre la “precariedad” de las cunas entregadas por Qunita. En todas, se detectaron bordes afilados y aristas peligrosas. Por ejemplo la norma establece que -por seguridad- la distancia entre los barrotes de la cuna deben tener entre 45 y 65 mm; de las seis analizadas, sólo una estaba en condiciones; las otras cinco recibieron un “no conforme”, porque la distancia entre barrotes y la combinación con la flexión del material de los laterales era mayor a los 65 mm.

En todas las cunas estudiadas se halló una deficiencia en las cintas que sujetan los extremos de la estructura. Los técnicos determinaron que las cintas pueden desprenderse con una carga menor a los 9kg. Y que esa es la carga mínima que deben soportar esas uniones. 

Además, ninguno de los kits aprobó las normas de embalaje con instrucciones para advertir los peligros de asfixia y en todos los casos faltaron las instrucciones de uso.

Especialistas de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) consultados por Hoy confirmaron esto y agregaron que las cunas sólo eran “para los primeros seis meses del bebé” y no tenían patas: “El problema era dónde apoyarla para aislarla del piso en situaciones de casas con pisos de tierra, donde pudiera haber ratas y constituir un peligro para el recién nacido”, coincidieron los profesionales, al tiempo que aseveraron que “la elección de la cuna es vital para el primer descanso del bebé”.