Canal Magdalena

“Una obra para el futuro económico y social de nuestra nación”

Así se expresó el actual senador y excanciller Jorge Taiana sobre el proyecto del Canal Magdalena, parte fundamental de la Hidrovía que, ahora en manos del Estado, resulta esencial para la “soberanía e integración nacional”.

a construcción del Canal de Navegación Magdalena, elemento central de la Hidrovía Paraguay-Paraná, está ligada a “cuestiones políticas, económicas y sociales de gran importancia para la vida presente y futura de los argentinos” y forma parte de una estrategia para “la construcción de una Argentina industrial y socialmente integrada”.

Así lo afirmó el actual senador nacional por la provincia de Buenos Aires y anteriormente canciller de nuestro país, Jorge Taiana, para quien los beneficios de este proyecto impulsado por el Estado nacional son múltiples, en parte porque redundará en la integración de puertos marítimos y fluviales, y una menor dependencia política y económica de actores extranjeros y privados.

Según Taiana, entre las cuestiones de amplia gravitación relacionadas con el proyecto se encuentran “la posibilidad de unir los puertos marítimos de nuestro mar atlántico con los fluviales del río Paraná, río Uruguay y Río de la Plata”, y también “la oportunidad de potenciar nuestro sistema portuario agregándole valor” a la industria pesquera. El excanciller además señaló la importancia de “reconstruir nuestra industria naval” y la necesidad de “tomar decisiones sobre nuestros recursos naturales depositados en el fondo del océano Atlántico, sobre el que tenemos jurisdicción económica exclusiva”, agregando “la urgencia de integrar la Antártida a nuestra estrategia geopolítica”.

Estas consideraciones, algunas más inmediatamente evidentes que otras, se encuentran en la ponencia elaborada por Taiana para la audiencia pública por el proyecto del Canal Magdalena, realizada a principios de mayo. A lo largo de 30 páginas, el excanciller hizo un repaso minucioso del recorrido de este proyecto, desde su concepción hasta su aprobación por diversos organismos de la Argentina y Uruguay, pasando por los detalles de los numerosos estudios y relevamientos que fueron necesarios para llegar a su versión final.

No es poco para un canal con una longitud proyectada de 53 kilómetros. Hasta la lucha argentina por la soberanía sobre las islas Malvinas tiene relación con este proyecto, argumentó el senador, ya que, en su opinión, ese reclamo nacional debe estar “acompañado de un conjunto de decisiones políticas, económicas y sociales que fortalezcan la construcción de una Argentina industrial y socialmente integrada”.

Es fundamental para Taiana que “los argentinos seamos capaces de defender nuestros recursos naturales, de impedir las acciones depredadoras de corporaciones extranjeras, de construir una sociedad con un desarrollo industrial sostenible, incorporando valor agregado en defensa del interés nacional”.

El fin de la concesión de la vía fluvial Paraná-Río de la Plata, en abril de este año, “le da a la Argentina la posibilidad de revisar lo hecho durante 25 años de concesión privada y el desafío de modificar sustancialmente la forma en que el Estado nacional ha manejado ese recurso”, aseguró el legislador en ese trabajo.

Beneficios estratégicos

La construcción del Canal Magdalena permitiría la conexión entre los puertos fluviales de la Argentina hacia los marítimos sin pasar por Montevideo, la capital uruguaya, “independizando nuestras exportaciones e importaciones de la logística de ese puerto”, sostuvo. Además, la nueva traza “potenciaría de manera importante el desarrollo de la costa fluvial y marítima de las provincias ribereñas”.

En particular, la obra “promovería el desa­rrollo regional de ciudades como Punta Indio, Punta Piedras, General Lavalle y San Clemente del Tuyú, propiciando la instalación de actividades conexas a la vía fluvial y marítima de bienes y servicios tales como los servicios mecánicos y eléctricos, aprovisionamiento de víveres, servicios médicos y traslado a los buques, hotelería, operadores para contingencia de derrames de hidrocarburos y traslados por recambio de tripulaciones, todas actividades que hoy están cubiertas por el puerto de Montevideo y que significan un ingreso potencial cercano a los 150 millones de dólares”, concluyó Taiana.

Recuperar el control

No solo las cuestiones de soberanía son estratégicas. La Hidrovía, y en particular el proyecto del Canal Magdalena, también es un exponente de un enfrentamiento de modelos que pone de un lado al Estado como administrador de sus propios recursos y, del otro, a los privados con la autonomía que les da una visión eminentemente mercantil.

“El Estado nacional debe recuperar el control” sobre esta vía navegable “y cobrar peaje por el uso de esa vía de comunicación estratégica, en manos de una empresa privada que realiza las tareas de dragado y balizamiento”, argumentó Taiana en su ponencia. “Al no contar con los datos concretos de las obras que se realizan, se desconocen los costos reales que tiene el concesionario”, agregó.

Además, el Estado “no ejerce hoy ninguna supervisión sobre dónde se draga y el volumen de lo dragado, y menos aun tiene información sobre los puntos en los que la empresa privada decide dragar. Se confía en los datos que aporta el concesionario”, continuó.

Taiana aboga por mejorar el control de la Aduana y la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) sobre la mercadería que circula por esa vía. “Hoy todo se maneja por declaraciones juradas de las empresas” y el concesionario del peaje “no está obligado a controlar el tonelaje que transportan”, afirmó.

“Nuestra acción política y legislativa está dirigida a impulsar el debate, a proponer cambios que mejoren la fiscalización y el control del Estado nacional” sobre la Hidrovía “y a concientizar sobre la importancia estratégica del Canal Magdalena”, concluyó el senador.

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