El abogado del diablo se negó a declarar, pero se conocieron nuevos detalles

Pese a que había realizado confesiones extrajudiciales, no dio declaraciones en la indagatoria y continuará preso. “Fue una obra morbosa que demuestra odio”, dijeron

Ricardo Ignacio Baladía, el diabólico abogado y escribano de 56 años que asesinó a su jardinero en Morón, lo descuartizó, escondió las partes del cuerpo en el baúl del coche y terminó por descartarlas 50 kilómetros después en el río Luján tras provocarles nuevos cortes, se negó a declarar ayer a la tarde cuando fue llevado ante la fiscal que tiene la causa para que brinde testimonio de lo ocurrido. Continuará tras las rejas acusado de “homicidio simple”, según informaron fuentes policiales y judiciales.

De acuerdo a los resultados de la autopsia realizada a los restos hallados, la muerte de Miguel Alejandro Pereyra fue producto de una herida de arma blanca de un solo filo provocado a la altura del tórax que afectó el corazón y los vasos vitales. El informe también determinó que el desmembramiento fue posmortem, valiéndose el criminal de un hacha o una sierra. Ambos elementos estaban en poder del profesional a la hora de ser capturado, mientras intentaba tirar al cauce los últimos trozos del cadáver.

Las conclusiones sobre el sangriento episodio a las que los forenses arribaron al examinar el cuerpo en la Morgue y que fueron compartidas por la fiscal, no arrojan duda alguna acerca de la brutalidad del acto.
Les llamó la atención la cantidad de lesiones una vez producido el asesinato. Consideraron el crimen como una obra “morbosa” que demuestra “odio” y que es producto de una “mente perturbada”.

Versiones contradictorias

Aunque no tengan validez porque no las repitió ante la fiscal Mariana Suárez, al momento de su detención durante la noche de miércoles, el hombre brindó versiones que terminaron siendo contradictorias. Dijo que la víctima era mujer y después sostuvo que se trataba de un hombre cuyo DNI tenía en su billetera. La misma fue hallada en el BMW con el que fue de Morón a Luján a descartar los restos que transportó dentro de una valija. Aseguró que lo ultimó a balazos al sorprenderlo robando. Pero luego se estableció que la causa de muerte fue por herida de arma blanca. También se supo que pasó a buscar al damnificado por su casa antes del suceso, lo que descartaría la teoría del ilícito en su despacho. Acerca de Pereyra, de 42 años y domiciliado en Escobar, se cree que cumplía labores de jardinería en su escribanía.

Aunque Baladía vive en Morón, tiró el cuerpo en Luján a metros de la Basílica. Un detalle que a los investigadores les resultó llamativo y ahora consideran tener la explicación: el hombre permaneció dos años internado en la clínica de salud mental Hogar San Juan de Dios que se ubica precisamente en Luján y alberga a pacientes psiquiátricos. “Cuando lo detuvimos estaba como ido, fuera de sus cabales”, detalló un investigador.