El relato del horror, en primera persona

Julieta Añazco fue abusada por un sacerdote hace 30 años y en 2013 se animó a denunciarlo. La relación con los recientes casos de Mendoza

Nicola Corradi tenía 50 años cuando fue trasladado desde Italia a la Argentina. La razón: había sido acusado junto con otros 130 sacerdotes de abusar sexualmente de niñas y niños, entre el año 1955 y 1984, en el Instituto Antonio Próvolo para Niños Sordos.

Las autoridades de la institución de Verona se contactaron con sus pares argentinos para reubicar a Corradi. De esta manera fue que el sacerdote, que en aquel entonces ya contaba con serias denuncias por pederastia, cruzó el océano, llegó a Mendoza y se convirtió en el “Padre Nicolás”. 

Un acuerdo previo entre los directivos de las distintas sedes del Instituto Antonio Próvolo en Verona, Mendoza y La Plata fue lo que posibilitó su desembarcó en Luján de Cuyo. Nicola Corradi y Horacio Corbacho, los curas acusados de abusar desde 2007 de al menos 12 niños y niñas en la sede de la institución en Luján de Cuyo, Mendoza, no imaginaron lo fuertes que pueden ser las palabras, aún viniendo de una persona con dificultades para hablar.

Por su parte, Julieta Añazco fue abusada por el cura platense Ricardo Giménez. En 2013 se cansó de gritar por dentro y decidió romper el silencio que la acompañó durante 30 años. 

En contacto con Trama Urbana, Julieta contó: “Hace tres años que yo sé de estos curas abusadores. Vivo muy cerca del Instituto Próvolo de nuestra ciudad. Corradi estuvo ahí. Corbacho, en un colegio de La Loma. Pasaba por el lugar y pensaba en la situación por la que estaban pasando los niños. Esto que se desató en Mendoza me revolvió todo”. 

Luego, comentó: “Yo fui abusada por el sacerdote Héctor Ricardo Giménez, que vive en Los Hornos. Me contacté hace tres años con víctimas de Italia y abogados y fue ahí cuando supe de Corradi y Corbacho”.

Por otra parte, sobre las denuncias que tiene Giménez, confió: “Tiene 3 denuncias penales, una del año 1985, otra de 1996 en Magdalena y la mía de 2013. Tuve una reunión con el presidente del tribunal eclesiástico y me dijo que ellos saben desde hace 20 años de las querellas contra Giménez. Me aseguró que lo están investigando y que la causa ya está en el Vaticano. Penalmente siempre fue absuelto, pero con el grupo de abogados que me defiende seguimos luchando”. Tras estas últimas palabras, quebró en llanto. Si bien el hecho ocurrió hace 30 años, estos días le recordaron lo sucedido. Incluso padece fibromialgia, una enfermedad que le produce fatiga, probablemente originada por lo que le ha tocado vivir. 

En 2015, en el marco de la conferencia anual de la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico, realizada en Washington, Julieta expuso los delitos cometidos por los sacerdotes Ricardo Giménez, Jorge Luis Morello, Justo José Ilarraz, Luis Brizzio, Rubén Pardo, Osvaldo Ramírez, Félix Alejandro Martínez, Nicola Bruno Corradi, Alejandro Squizziatto, Raúl del Castillo y José Rohr. Para ella, la lucha continúa.

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