Femicidio en Caballito: la navaja con la que la mató decía “Para Gaby, con todo mi amor”
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional confirmó en las últimas horas el procesamiento de Alejandro Bajeneta (52), el sujeto que en mayo pasado apuñaló en un bar del barrio porteño de Caballito a Gabriela Parra (49), una mujer con la que estaba obsesionado.
Así lo confirmó el fallo de los jueces de la Sala V de la Cámara de Apelaciones en el que señalaron que para ellos el acusado actuó en un "escenario planeado" y su conducta fue "preparada con anticipación".
Al momento de procesarlo, el juez de instrucción Jorge López consideró que el agresor tuvo el propósito de provocarle la muerte a la mujer y que "su accionar fue dirigido a tal fin". En la cartera de Parra se encontró una cadenita de oro y una carta que le habría escrito Bajeneta. Pero además, los investigadores le secuestraron al imputado una navaja con la inscripción "con todo mi amor, para Gaby".
El hecho ocurrió el 2 de mayo de este año en el bar "Plaza del Carmen", ubicado en Rivadavia 4502, cuando Parra llegó al local para encontrarse con el hombre y dejarle claro que no quería tener ninguna relación con él.
Como la víctima se sentía acosada por Bajeneta, quien desde hacia tres meses la llamaba y perseguía, había llegado al lugar acompañada por un amigo que la custodiaba desde la vereda.
Luego de un rato, el amigo de Parra observó un tumulto en el local, por lo que cruzó la calle y encontró a su amiga tendida en el suelo.
Según informó el portal Fiscales.gob.ar, en el video que está en la causa, Bajeneta aprovechó el momento en que Parra se ponía el abrigo para herirla por la espalda con un cuchillo. Los clientes del local declararon que escucharon el grito de la mujer y vieron el momento en el que el hombre, luego de atravesar el vidrio del local, se infligió varias heridas con la misma arma, por lo que estuvo internado varios meses en el Hospital Durand.
La defensa consideró que el procesamiento era prematuro y que el hombre no era capaz de direccionar sus acciones por un "desequilibrio mental agravado por el consumo de drogas durante veinte años".
Si bien víctima y victimario se conocían desde hacía 30 años, nunca habían tenido relación alguna, pero en los últimos tres meses el hombre la hostigaba porque quería estar con ella y fue por eso que Parra aceptó el encuentro, para dejarle claro que ella no sentía lo mismo.