Lobos: policía forense acusado por el crimen del ecologista


Un médico forense de la Policía bonaerense fue imputado por "falso testimonio" por proporcionar datos falsos y certificar que el ecologista Carlos Alberto Castello se había suicidado en 2008, en Lobos, cuando en realidad lo mataron, informaron fuentes judiciales.

Se trata del subcomisario Pablo Micheli, integrante de la Policía Científica de La Plata, a quien el fiscal de instrucción 1, Ernesto Ichazo, lo acusó de “falso testimonio agravado por su condición de funcionario público” al haber legitimado, en octubre de 2008, en la morgue judicial que Castello se había suicidado porque “su cuerpo no presentaba signos de violencia”.

Fuentes judiciales informaron hoy que posteriores pericias realizadas por personal de la Dirección de Criminalística y Estudios Forenses de Gendarmería Nacional determinaron que en el cuerpo había “datos claros de violencia como golpes que fueron producidos en vida en el rostro y otras partes del cuerpo y signos de asfixia mecánica por efecto de la acción compatible con el submarino seco”.

Tras la imputación a Micheli, ya son tres los policías forenses acusados en esta causa por haber cometido los delitos de "encubrimiento, falsos testimonios y ocultamiento de pruebas" con la intención de desviar la investigación judicial respecto de otros uniformados del Destacamento de Lobos que habrían asesinado a golpes a Castello y después simularon que se había suicidado el asesinato de Castello, explicó el vocero.

Los otros dos médicos forenses de la policía bonaerense, que ya fueron indagados por el fiscal Ichazo, son los subcomisarios Karina Sabules y Jorge Alvarez Ceballos, acusados de los delitos de "falso testimonio" y "encubrimiento agravado", respectivamente.

Sabules, integrante de la Policía Científica de Cañuelas, está como imputada ya que en la causa declaró inicialmente como testigo que el día que se descubrió el hecho ella concurrió al lugar del hallazgo del cuerpo de Castello, pero en la indagatoria declaró que nunca había concurrido a la casa de la laguna, precisó la fuente.

"Y a Ceballos se lo acusó porque en su declaración testimonial otorgó falsa información con respecto al hallazgo del cuerpo, con la finalidad de ocultar y encubrir el homicidio y hacerlo pasar como un suicidio", indicó a Télam una vocero de la investigación.

Añadió que, para el fiscal Ichazo, "Ceballos falseó y desnaturalizó la verdad de los hechos, induciendo a los directores de la investigación a errores, favoreciendo el ocultamiento del homicidio, protegiendo a los verdaderos autores del asesinato".

"En su declaración testimonial expresó que había concurrido al lugar del hecho cuando, en realidad, fue denunciado por los mismos colegas que intervinieron y dijeron que nunca había estado presente, dejando constancia (de ello) en las actas del procedimiento", agregó.

Castello (62) fue encontrado muerto de un disparo en la cabeza, el 20 de octubre de 2008, dentro de su casa, ubicada a 100 metros del destacamento policial Laguna de Lobos, y durante más de cuatro años la causa estuvo caratulada como "suicidio" hasta que la Justicia determinó que el ecologista había sido secuestrado, golpeado y asesinado.

Al momento del crimen, la víctima estaba enfrentada con las autoridades del Club de Pesca local y de la Municipalidad a partir de una denuncia que formuló por la usurpación de una calle que permitía el libre acceso del público a la ribera de la laguna, y también había organizado y encabezado movilizaciones de vecinos que se oponían a dicha medida.

En 2014, los gendarmes que inspeccionaron la casa de la víctima y hallaron muestras de sangre y otro elementos que permitieron descartar la hipótesis del suicidio y abonar la del homicidio.

De acuerdo a esos peritajes, el ecologista presentaba lesiones vitales y el arma con la que lo mataron era de un calibre mayor al de la que encontraron junto a su cuerpo.

Para los expertos, la víctima nunca empuñó un arma de fuego ya que no se hallaron restos de deflagración de pólvora en sus manos y determinaron que el disparo fue realizado a una distancia de entre 10 y 15 centímetros.

Además, los peritos establecieron que el lugar donde se halló el cadáver no era el mismo en el que lo mataron ya que la posición del mismo no coincidía con la de un suicidio, por lo que creen que la escena fue montada por los asesinos.