Femicidio en Villa Elisa
Mató a su mujer y la enterró debajo del pelotero que construyó
Un carnicero fue detenido acusado de asesinar hace tres meses a una joven de 25 años y madre de cuatro hijos en su casa de Villa Elisa. Estupor en el barrio
Ella tenía 25 años; él tiene 39. Ella está muerta; él, preso y acusado de haberla asesinado. El nuevo femicidio tuvo lugar en Villa Elisa y se descubrió durante las primeras horas de ayer, aunque el crimen se produjo hace unos tres meses. ¿Dónde estuvo el cadáver ese tiempo? Enterrado en el patio de su casa, donde vivía con su esposo y sus cuatro hijos; más precisamente, enterrada debajo de un pelotero que él había construido y donde hacía jugar a los pequeños, informaron fuentes judiciales.
Este aberrante hecho se descubrió ayer en un lote ubicado en una zona rural del mencionado barrio del norte platense, en 18 entre 424 y 426. A través de al menos dos denuncias, la UFI 6 de Marcelo Romero se interiorizó en la causa y se dirigió al lugar junto al Gabinete de Homicidios de la DDI, Policía Científica y una dotación de bomberos. “Los vecinos aseguraron que hacía mucho que no veían a la mujer. Su marido les decía que se había ido hacía unos dos meses a Paraguay (de donde es oriunda) pero no todos le creyeron ya que era un hombre violento. Empezaron a sospechar y se comunicaron con el 911”, detalló un vocero judicial, quien aseguró que tenían el temor de que estuviera “enterrada en algún lugar de la propiedad, ya que un familiar de la víctima tenía la sospecha de que había sido asesinada aunque, cuando fue a declarar, se quebró y dijo que el homicida se lo había confesado durante una discusión”.
Nenes en el pelotero
Por ese motivo se convocó también a los bomberos, y ellos fueron quienes hicieron dos excavaciones dentro del terreno, donde también viven otras dos familias. “El primero dio resultados negativo; era un lugar donde cosechaban papas. Pero en el segundo pozo, a escasos metros de allí y debajo de un pelotero casero, descubrieron que algo malo pasaba ya en la segunda palada, porque notaron floja la tierra y el olor nauseabundo característico”, añadió la fuente. El cadáver de la víctima, Sonia Morel Escurra, yacía “envuelto en una frazada a unos 30 centímetros de profundidad”. El propio Romero, presente en el lugar desde las primeras horas de la mañana, no dudó en decir que “lo que más me conmovió fue la perversidad del pelotero; fue algo increíble: había hasta pelotitas y hacía jugar a los nenes ahí”.
Los nenes son nada menos que los hijos de la mujer: un bebé de cuatro meses (cuyo padre es el acusado) y tres criaturas de 2, 4 y 6 años. Ellos, junto al resto de los menores del barrio, se divertían en el pelotero, donde centímetros abajo se descomponía una joven asesinada.
“Se quedaron sin padre y sin madre”
El cuerpo fue retirado del lugar alrededor de las 13, luego de la ardua tardea de los bomberos, quienes una vez que lo ubicaron continuaron excavando “de manera muy fina con cucharitas, para no dañar el cadáver”, narró una fuente judicial. El mismo vocero puntualizó que la operación de autopsia se va a hacer “dentro de 72 horas (el sábado)”, ya que los restos de la víctima se encontraban totalmente descompuestos y necesita un período de enfriamiento. Recién allí se podrá conocer la data y la causa de muerte, ya que hasta el momento se desconoce cómo la asesinaron.
“Lo más triste del asunto es que los nenes se quedaron sin padre ni madre”, aseveró Marcelo Romero, fiscal en turno, quien ya los puso “a disposición del juzgado de menores”.
El hombre, de quien este medio preserva la identidad por motivos legales, se encuentra aprehendido e incomunicado y será indagado hoy por el delito de “homicidio doblemente calificado por el vínculo y violencia de género”.
Un barrio dividido y conmocionado
Los vecinos del barrio se mostraron estupefactos por lo sucedido y se dividieron en dos bandos: los que creían que el sujeto de 39 años podía hacer algo así y aquellos que lo veían como a un buen hombre.
Trama Urbana estuvo en el lugar y charló con Margarita, quien dijo que “trabajo en un supermercado y él iba siempre de compras con las nenas. Aseguraba que su mujer, a quien no conocí, los había abandonado y que él cuidaba a las chicas. Parecía creíble, porque las criaba bien: eran nenas alegres. No lo veía violento”.
En tanto, Alicia siguió por ese camino: “lo veía como a un hombre triste, depresivo, desbordado por la situación de haber sido abandonado; también había sido abandonado por sus padres. Sin embargo, a las chicas las tenía impecable; de hecho, me comentó que pese a no ser el padre biológico de las tres mayores, las iba a cuidar porque no las quería dejar en un hogar. Ante la falta de recursos que tenía después de ser despedido de la carnicería Raza donde trabajaba (en el Camino Centenario a la altura del Parque Ecológico), armamos una red solidaria para ayudarlo con pañales, ropa y leche”.
En la otra campana se ubicó Andrés Heleñú, cuya pareja es prima del imputado y también vive en el lote: “con mi mujer lo echamos de acá porque un día la amenazó a ella con un machete. Lo refugiaron a él y sus nenes en el comedor La casita del niño (ubicada en 14 y 423 bis y donde lo detuvieron, sin oponer resistencia). Hicimos denuncias por violencia de género porque le pegaba a su esposa y a las nenas, pero en la comisaría Decimotercera no quisieron tomarlas y nos mandaban a la comisaría de la Mujer, donde no fuimos. Queríamos que se investigara la desaparición; nos imaginábamos que podía pasar esto, pero nadie nos escuchó. Sonia era retraída y hasta llegó a dormir afuera una vez que él la echó”.
La teoría de la confesión
Una teoría avalada por los vecinos es que el acusado discutió fuerte el pasado domingo con su prima, quien vive en el mismo terreno. Los motivos fueron dos: él estaba alcoholizado y el perro de la joven había mordido a una de las hijastras del sospechoso, que estalló en bronca, sacó un machete y la amenazó, diciéndole: “vas a terminar igual que mi mujer”. A raíz de eso, fue echado del lugar (donde residía hacía seis meses) y se refugió con sus nenes en un comedor, donde dormía. En ese lugar, desbordado, le habría confesado el crimen a su hermana.