Olmos: Un exconvicto mató a penitenciario, se atrincheró con su familia y terminó muerto

Fue en una casa de 52, 197 y 198. Un hombre discutió con el agente y lo fusiló de un tiro en la cabeza. Por casi cuatro horas tomó como rehenes a dos mujeres, una de ellas embarazada, y dos nenas. Según el ministro Casal, se suicidó.

Fueron casi cuatro horas de extrema tensión las que se vivieron anoche en la localidad de Olmos, a media cuadra de la cárcel, donde se supone que tiene su punto de origen esta terrible historia: la de un exconvicto en libertad condicional que ingresó en la casa de un penitenciario, discutieron, lo mató y se atrincheró con cuatro rehenes, entre ellos dos nenas y una mujer embarazada.

Después de una complicada negociación, el Grupo Halcón irrumpió en el lugar y el delincuente terminó con un balazo en la cabeza. Según el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, se lo descerrajó él mismo en un intento de quitarse la vida, justo cuando se escucharon las bombas de estruendo que acompañaron al ingreso de los halcones. Todo esto será investigado. Por lo pronto, el sujeto fue trasladado en grave estado al hospital de Melchor Romero, donde a eso de la 1 de hoy falleció.  

Todo comenzó alrededor de las 21, en una vivienda ubicada en 52 entre 197 y 198, a donde se presentó un expresidiario al que Casal identificó sólo con el apellido Domínguez y de quien dijo “está en libertad condicional desde hace unos siete meses”. Por eso iba al penal con frecuencia, para notificarse.

En esa casa vivía hasta ayer Héctor William Torres, un oficial penitenciario de la Unidad 26 de Olmos que actualmente se encontraba con carpeta por licencia médica. ¿Por qué fue allí Domínguez? ¿Qué relación mantenía con Torres? Estas preguntas todavía no tienen respuesta.

Todo parece indicar que el exconvicto llegó al lugar en una moto, entró a la finca con el aval de sus dueños y en determinado momento  discutió con Torres, hasta que esgrimiendo un arma de fuego le pegó un disparo en el rostro. Según Casal, la víctima “tenía una herida en el mentón”. 

Torres cayó al piso en una galería de la vivienda, donde murió prácticamente en el acto. 

La propiedad está ubicada al lado de una gomería y a unos 30 metros de un corralón donde hace tres años asesinaron en un robo a su propietario.

Ni bien ultimó al agente penitenciario, el agresor se parapetó en la casa, donde redujo a la esposa del penitenciario, a otra mujer embarazada y a dos nenas, una de ellas de pocos meses. Al escuchar el inconfundible estampido del disparo, alguien llamó al 911.

En minutos llegó un patrullero de la comisaría de Olmos y el delincuente decidió atrincherarse con las víctimas.

Era el inicio de la toma de rehenes. De a poco fueron arribando a la escena los detectives de la DDI La Plata, al mando de su jefe Juan Ibarra, el fiscal Marcelo Martini y su secretario, el jefe de la Departamental local, Oscar Silva, el Grupo Halcón y Casal. 

También se desplegó un impresionante vallado perimetral en varias cuadras a la redonda, para facilitar el trabajo del comité de crisis y evitar el ingreso de periodistas y curiosos.   

La negociación fue lenta y compleja. Lo primero que ordenó Martini fue certificar el estado del herido. Los policías que ingresaron hasta la galería constataron que estaba muerto. Y que el captor, con las víctimas, se encontraba en el fondo de la propiedad. 

De a poco el sujeto fue liberando a las rehenes, hasta quedarse solamente con la mujer embarazada. “El marido de esta mujer estaba afuera y ella nos ayudó mucho enviando mensajes de texto”, dijo Casal. 

Poco después de la medianoche, y cuando Domínguez ya había pedido una gaseosa, los investigadores cortaron la luz y las comunicaciones en el área. Un rato después se escucharon los estruendos que acompañan a cualquier irrupción de los halcones y una ambulancia salía raudamente.

Casal fue el encargado de contar a la prensa que la mujer embarazada fue rescatada ilesa de una habitación del fondo y al delincuente lo hallaron con un tiro en la cabeza, dentro del baño. Lo llevaron al hospital de Melchor Romero, donde ingresó prácticamente muerto.

En la escena se secuestraron una pistola Bersa calibre 9 milímetros que sería del penitenciario y un revólver del 38, presuntamente de Domínguez. Las armas serán peritadas.