“Para Sonia, ese hombre era Dios”, aseguró la mamá de la víctima
Mónica Molina dio detalles de la relación de su hija con Olivera. Dijo que se la llevó a Coronel Suárez bajo la promesa de facilitarle estudiar Abogacía. La mujer sigue internada y evoluciona.
Tras ese ventiluz vio la oportunidad de salvarse del destino de muerte que le aseguraba su permanencia en la casa de Coronel Suárez en la que estaba secuestrada desde hacía tres meses. Pese a su pésimo estado de salud, sacó esas fuerzas que aparecen en los momentos límites, logró romper la pequeña ventana, escalar y escapar. Con problemas para hablar y por su apariencia, las primeras personas que la vieron la esquivaron, hasta que un taxista se solidarizó y la llevó hasta un destacamento policial. Era el final de una triste historia, de la que pudo sobrevivir para contarla.
Es la historia de Sonia Marisol Molina (33), quien por estas horas permanece internada en el Hospital Municipal de Coronel Suárez, con un estado de anemia, pero con importantes signos de recuperación, indicaron las autoridades del nosocomio.
En la puerta del hospital, la madre de la víctima, Mónica Molina, dio detalles de la vida de su hija durante el último año, donde afrontó un cambio de carácter fundamental a partir de su relación con Jesús Olivera.
Todo comenzó a principio de año, cuando el hombre llegó a Río Colorado, donde Sonia vivía con su hija de 10 años. “Se presentó como un pastor con fines solidarios”, aclaró la mujer, por lo que consiguió alojarse en la casa de Silvia Molina, la hermana de Sonia. Algunos días después, “se mudó a lo de Sonia”, donde comenzó a manipularla en base a mentiras, precisó. Poco a poco, Sonia comenzó a alejarse de su familia, incluso de su pequeña hija.
La convenció de vender su casa en dos oportunidades para la creación de una nueva iglesia. Pero “la plata nunca apareció” y la iglesia no se fundó, por lo que la Justicia investiga el fraude.
Finalmente, Sonia se fue de la ciudad con Jesús, que le prometió facilitar sus estudios de Abogacía en La Pampa. Nunca llegó a esa provincia y se quedó en Coronel Suárez, dejando atrás a su hija, que no quiso viajar con ella. “Para Sonia, ese hombre era Dios”, recordó su madre.
Los primeros tres meses trabajó como empleada doméstica, a la vez que cada vez mantuvo menos diálogo con su familia. Por eso a Mónica no le llamó demasiado la atención cuando las conversaciones cesaron y sólo hubo SMS. Ayer se supo que esos mensajes en realidad eran enviados por Jesús desde el celular de Sonia, mientras ella vivía un calvario.
“Sonríe, habla y está relajada”
El director del Hospital Municipal, Ricardo Denaro, aseguró ayer a la mañana que “cuando la paciente llegó hace 48 horas, no podía mantenerse en pie”, dijo que “no está embarazada” y que “padece una infección urinaria”.
Sin embargo, la mujer ya “camina, va al baño, sonríe, habla y está relajada”.
Además, confirmó que durante su cautiverio bajó más de 20 kilos y “le daban de comer alimento balanceado para perros, a veces polenta y un vaso de agua por día”. “Acompañando el estado de desnutrición, está anémica. Ayer tuvimos que volver a transfundirla”, completó el profesional.