Ex joyita del Pincha cuenta su alegría Nacional
Tras debutar en 1a A hace una década con Craviotto, salió a gambetear por todo el país, se hizo habitué del Argentino A y este año lo ganó. Agustín agradeció a aquel DT albirrojo por convencerlo de que vaya a este equipo “verde”. Su historia
El “Tuti” en andas, una ciudad brama, en las tribunas y horas después en las calles, el 30 de junio, en una región cordobesa sin el acento y hasta donde hay pica con los de la Capital. Delante de los ojos de este jugador (un súper héroe envuelto en colores verdes y blancos) pasan imágenes, rápidas, fugaces pero eternas: papá Jorge que partió este año, aquel hogar de 5 hermanos donde se tiraba al piso y hacía rebotar contra el techo pelotitas, donde Rosa Tapia, su madre, hacía que no veía mientras ponía la nota a los alumnos de la Media 11, la secundaria por la que pasó Agustín, al tiempo que era figura en las inferiores. Incluso fue jugador de selección juvenil. Todo se funde en ese cielo cordobés el día que Sportivo Belgrano de San Francisco llegó a la B Nacional. “Hace una década iban no más de 50 personas a la cancha, pero hace 8 años agarró una nueva CD y entró por invitación al Argentino B, al tercer torneo ascienden al Argentino A y al cuarto torneo -con tres finales-, se nos da contra Santamarina. Los nudos en el estómago que tuve en la revancha”, cuenta Agustín, que no pudo jugar por haber visto la roja en Tandil.
El fútbol, ese al que se juega como se vive (así lo entiende este criado de EdeLP), le regaló una rosa entre tantas espinas. Aquel de porra rulienta, de la ’83 con Chelo Carrusca –dos distintos-, ese de apellido compuesto que saltó del banco 13 veces en 1a A, el debut con Craviotto que lo metió por Maggiolo, en Lanús. Y “Otto” que fue clave en este presente: “Una de las pocas personas maravillosas que conocí en el fútbol, por él vine a jugar a Sp. Belgrano, me convencía hasta por el chat”. Eso pasaba también por su limpia mirada. Y aquellas dos temporadas en La Plata FC, otra en Brown de Madryn. “El Argentino A es estar cada 15 días arriba del bondi”, dice y se entusiasma al hablar de la energía en que están inmersos en esa ciudad a la que irá a jugar Independiente. Pero Agus desconocía que allí nació Koroch, ex jugador albirrojo en los ‘60, dirigente luego del Pincha.
González Tapia tuvo dos etapas en el club. “Primero con Daniel Primo, un gran técnico, que puso un psicólogo. Llegué en un momento bravo”, recuerda, “en los últimos dos años había jugado como mucho 10 partidos”. También fue a la Liga de Albania. De ahí a Central Córdoba (SdE). “Una de las buenas fue pasar a Rafaela, en Nacional B, pero el tobillo se me dobló para afuera. Llegué a estar un año y medio sin jugar, no me llamaba ni el loro, ¡llamaba yo! Ahora el fútbol parece hermoso, pero en un momento dudé, ¿me pongo a laburar?, pero no pasa conmigo solo, el ascenso es terrible, tenés que estar fuerte en la cabeza”.
Este año 2013 atravesó por todas las cosas que a un ser humano movilizan hondamente: contrajo matrimonio con Sofía Leonardi (en San Francisco), quedó embarazada y este año llegará Violeta. Le dijo adiós al viejo. A mamá y a otras hermanas casi las tapa el agua. Pero Agustín iba a regalarles algo mas. Con los botines, su herramienta, llegó al trote hasta la B Nacional. Y deja un testimonio a los jovenes: “La lucha fue lo que me marcó en mi casa, por eso no colgué nunca”. Se pone una campera verde y sale como un súper héroe de esta redacción a la que había venido una vez, hace mas de una década, como una promesa.
