La devaluación del real se acelera y pone en jaque a la Argentina
El real, la moneda brasileña, perdió ayer otro 1,05%. Así la divisa norteamericana cerró en 3,34 reales, siendo a mayor cotización del dólar desde 2003 en el vecino país.
Lo que está sucediendo en Brasil es una consecuencia de un conjunto de factores. En el plano político, el gobierno de Dilma Roussef está jaqueado por diversas denuncias de corrupción, especialmente el escándalo por el pago de más de 2000 millones de dólares con recursos de Petrobrás, que generan mucha incertidumbre entre los inversores y ahorristas. Pero, a su vez, hay cuestiones económicas que están marcando la crisis tales como la recesión, la caída de la actividad industrial y el deterioro del mercado de trabajo.
La devaluación del real impactará de lleno en la Argentina, donde la cotización oficial del dólar está estancada por el cepo cambiario, pero lo que viene subiendo de forma sistemática es el dólar blue que cotiza en el mercado informal y que determina muchos de los precios de bienes y servicios de la economía doméstica.
Brasil es el principal socio comercial de la Argentina y por eso, una devaluación de su moneda, favorece sus exportaciones pero, al mismo, lleva a que los bienes que le vende nuestro país sean menos competitivos. Esto, en un contexto donde las economías regionales están con la soga al cuello, es como echar nafta al fuego.
Cabe remarcar que el gobierno K eligió este año apostar a una expansión del consumo pensando en las elecciones y tratando de incentivar una recuperación de corto plazo. El fracaso es rotundo y la economía está estallando por los aires.
En este escenario, el jueves pasado el Banco Central salió a subir las tasas de interés de los depósitos a plazo fijo buscando darles a los tenedores de pesos una rentabilidad mayor en el intento de desalentar la compra de divisas. Los bancos, ahora, por depósitos de hasta un millón de pesos le ofrecen 26,2% anual de tasas a los depositantes, en lo que constituye otro parche en el ya emparchado camino de intentar serenar las aguas.
La ANSeS vende bonos para aumentar la oferta de activos dolarizados, el Central dólar ahorro y obliga a los bancos a pagarles más a los ahorristas, y siempre está la amenaza de mandar la Gendarmería a cerrar las cuevas. Y todo para frenar la compra de una moneda que los compradores creen que los pone a salvo de una eventual devaluación brusca del peso, algo que parece inevitable que ocurra no bien terminen las elecciones