“Definirse es limitarse”

El popular grupo que fusiona ritmos como la rumba, rock y reggae, llega esta noche a La Plata tras su primer Luna Park y una exitosa gira latinoamericana. En la víspera, Hoy dialogó con uno de sus fundadores, Marcelo Blanco.

Año 2007. Lugar, Cabo Polonio, Uruguay. Cuatro jóvenes argentinos, provenientes de distintas bandas, se proponen formar un nuevo grupo musical, de fogón, “pachanguero”. El estado relajado de playa y sol les da nombre: Onda Vaga. Tocar para beber gratis son las pretensiones de entonces; cuando lo logran y ya de regreso a Buenos Aires, el proyecto se desvanece. Pero una amiga fotógrafa quiere exponer sus trabajos, pide que las imágenes sean acompañadas de música en vivo, los invita y los vuelve a unir: así, Nacho Rodríguez, Marcelo Blanco, Marcos Orellana y Tomás Gaggero, junto a Germán Cohen, toman su cajón flamenco, guitarra criolla, cuatro venezolano, trompeta y trombón para dar forma definitiva a un quinteto que, hasta la fecha, ha vivido “una cadena de sucesos sorprendentes”, asegura Blanco en exclusiva a Hoy.

Esta noche, desde las 21, las letras de su tercer disco, Magma elemental (que, entre otros invitados, sumó la voz de Adrián Dárgelos, de Babasónicos), sonarán en el Teatro Coliseo Podestá (10, entre 46 y 47). “Es un lugar nuevo para no-

sotros, no lo conocemos, así que es una incógnita”, dice el músico, quien con su banda viene de llenar el porteño estadio Luna Park y de presentarse en importantes festivales como el Lollapalooza Chile, Lollapalooza Argentina y Vive Latino México. 

Aunque esta “aventura independiente” creció como una bola de nieve, imparable, Blanco argumenta que “nunca hubo un objetivo claro, pero siempre subyacían las ganas de llegar a la gente. A todos nos gusta hacer canciones que estén buenas. En algún punto se logró y a eso se debe que estemos donde estamos; nos transformamos en algo bastante tangible entre la gente y está muy bueno. Ver sus caras en cada show, es recibir la reacción a lo que nosotros hacemos”.

“Nos ha pasado de todo en poco tiempo”, subraya el músico, para inmediatamente recordar lo que les pasó cuando, aún antes de la salida de su primer disco, Fuerte y Caliente (2008), el cantautor francés Manu Chao “escuchó una grabación media mala en una radio, le gustó y nos mandó un mail. Al otro año nos convocó para abrir sus shows en Argentina y fue increíble, nos sorprendió a todos”.

¿Manu Chao es un claro referente de Onda Vaga?

La verdad es que la banda tiene las influencias de cada uno de los miembros por separado. Está claro que no nos interesa imitar a nadie ni mucho menos, pero es cierto que todos, en algún momento, escuchamos  a Manu Chao. Igual, no solemos hablar  de géneros, más allá de alguna referencia, nunca nos apegamos a nada. Es todo muy ecléctico, mezclamos rumba, rock, reggae, cumbia, pero no hay nada de manual. Estoy muy de acuerdo con eso de que ‘definirse es limitarse’. 

Con una raigambre latinoamericana, han tenido gran repercusión en países como Japón -donde fueron parte del reputado festival Fuji Rock-. ¿Cómo se explica?

Es que la única barrera es el idioma. La diferencia entre un japonés y un alemán, a la hora de escuchar nuestra música, es que no van a entender la letra. Hemos tocado allá y lo que les gusta es la energía del recital en vivo; discriminan la letra, no la escuchan. La música tiene eso, trasciende fronteras.

Además, hicieron gira por Europa, antes que en Sudamérica...

Al año que salió el primer disco (2009) fuimos a Europa, a tocar a la calle. No fue una decisión estratégica, varios de nosotros no conocíamos y era una excusa para viajar. No somos famosos allá, de hecho no la pegamos y este año no vamos a ir. Tenemos la prioridad de armar nuestro estudio, y una gira es muy demandante.

¿También será momento de hacer un balance de lo logrado?

Más que un balance, intentamos hacernos cargo de lo que generamos, mirando hacia algo más grande y siempre tratando de crecer.