Los diabéticos encuentran un aliado saludable en el aceite de canola

Las personas que sufren de diabetes pueden encontrar en el aceite de canola un excelente aliado para preservar la salud. Por ser una enfermedad crónica, que por lo general se ve acompañada de comorbilidades que elevan el riesgo cardíaco, acompañar las comidas con este aderezo aleja la posibilidad de complicaciones cardiovasculares, dado que posee propiedades beneficiosas para la prevención y el tratamiento de factores de riesgo de las dolencias coronarias.

Y en nuestro país este dato no debe pasar desapercibido, porque se estima que la prevalencia de la diabetes entre los argentinos es de un 6 por ciento, lo que significa no menos de 2 millones de personas la padecen, y es grave el hecho de que entre el 30 por ciento y el 40 por ciento no sabe que tiene esta enfermedad. Además, hay profesionales de la salud que subrayan que se está ante una epidemia de diabetes, y que con el estilo de vida y la alimentación actual las proyecciones aseguran que esta enfermedad se duplicaría para el año 2025.

“El aceite de canola ayuda a reducir los niveles de colesterol total, LDL y triglicéridos en sangre, por lo que protegen contra embolias cerebrales y cardiopatías en personas que corren riesgo de contraer infartos cardíacos y mantiene la salud de los vasos sanguíneos contra lesiones, reduciendo las reacciones inflamatorias e inhibiendo la formación de coágulos”, afirmó el médico especialista en enfermedades de nutrición y presidente de la Asociación para la Defensa del Diabético, Carlos Alberto Markmann.  

Por ser un aceite relativamente nuevo en el mercado, a pesar de venderse en las grandes cadenas y en las tiendas de alimentos dietéticos, todavía es poco conocido. En cambio, diferentes especialistas resaltan sus bondades nutricionales y terapéuticas.

Y no es para menos, en comparación con otros aceites, el de canola contiene 11 veces más omega 3 que el aceite de oliva o girasol, y una excelente relación entre omega 3, 6 y 9 de suma importancia para ayudar a reducir el colesterol, proteger el corazón y cuidar la salud del organismo en general.

Para aquellos que no gustan del aceite de oliva, el de canola se convierte en el sustituto ideal. Y para quienes gustan del mismo, se recomienda realizar una mezcla de ambos para aumentar el nivel de OMEGA 9.

Sin embargo, Markmann subraya que el aceite de canola se destaca sobre otros aceites vegetales “ya que es el único que contiene una excelente relación entre sus tres tipos de ácidos grasos: OMEGA 3, 6 y 9 acompañados de una beneficiosa cantidad de vitamina E.”

Y agregó: “Es importante que se consuman los aceites esenciales en una proporción adecuada y equilibrada, ya que el exceso de ácido omega 6 puede tener efectos adversos. Este ácido graso es incorporado en grandes cantidades en la alimentación actual, por lo tanto es necesario incrementar el consumo de ácidos grasos omega 3 y así ayudar a evitar este desequilibrio y reducir el riesgo de enfermedades crónicas”, por lo que el aceite de canola se convierte en una adecuada solución a este problema.

Por otra parte, también está comprobado que es un producto que contiene dos ácidos esenciales para el cuerpo humano: el ácido linolénico y el ácido linoleico, que son aquellos que el organismo no puede sintetizar y que es necesario incluirlos a través de la alimentos ya que actúan en el desarrollo cerebral y de la retina entre otras de sus funciones. Una vez en el organismo, estos ácidos grasos  se pueden convertir en otros, como el ácido araquidónico, ácido eicosapentanoico (EPA) y el ácido docosahexanoico (DHA), que se encuentran de modo natural en los pescados azules, como el atún, el salmón, arenque, caballa entre otros.

En Argentina, el aceite de canola es considerado como uno de los de mejor calidad que se producen en el mundo, porque se obtiene a través del método de prensado en frio, que es un proceso 100% natural y que por eso potencia la conservación de todos los beneficios nutricionales cuando estaba dentro de la semilla de la planta de canola. A su vez, no contiene químicos, aditivos ni conservantes.

Por el contrario los aceites de consumo masivo que se extraen mediante procesos de refinamiento que incluye el uso de químicos y solventes que no permiten conservar las propiedades organolépticas y nutricionales del aceite vegetal.