Salud y belleza

Tu piel, tu envase…

Dra. Julieta Spadamédica especialista en Dermatología y Estética

MIN 117451 - MP 332671

Especial para Hoy

Algunas consideraciones para cuidar nuestra salud durante el verano

Sabemos que la exposición solar inadecuada es el principal factor para que se de­sencadene el cáncer de piel. A grandes rasgos, existen dos clases, cuya diferencia es fundamental: el tipo no melanoma y el tipo melanoma. 

El primero, que se compone de distintos subtipos, es el más frecuente. Si bien se produce por daños efectuados por la radiación ultravioleta, raramente es mortal. Con extirpación quirúrgica y controles adecuados, no tiene mayores complicaciones. Generalmente se detecta a partir de nuevas manchas rosadas o amarronadas, lesiones con costras recurrentes o que pueden ser sangrantes y no curan, y también a partir de quemaduras o cicatrices. 

El tipo melanoma sí registra mayor incidencia de mortalidad y es el más común de observar en mujeres jóvenes. Puede encontrarse en la piel, mucosas (interior de la boca, vulva, vagina) y menos frecuentemente en los ojos, sistema nervioso, parte del intestino y oído interno. Esto es porque las células que componen estos órganos tienen un origen común. Cuando aparece en la piel, puede hacerlo en áreas normales o sobre lunares previos (1/3 de los casos). En este punto, el control de los nevos o lunares adquiere suma relevancia, primero como autoexamen y segundo recurriendo a un dermatólogo. 

¿Quiénes tienen más riesgo?

Aquellos con pieles blancas o con daño solar acumulado, cabellos rubios o pelirrojos, ojos claros, los adultos mayores, individuos con antecedentes personales y/o familiares de melanoma y otros cánceres cutáneos no melanoma son los más propensos. 

También las personas con muchos lunares o nevos, tanto los que cambian de características o los que se poseen de nacimiento (especialmente los de gran tamaño). Otros que deben sumarse a esta lista son quienes tienen sensibilidad al sol con tendencia a formar pecas o efélides y los que presentan dificultad para broncearse (personas que suelen ponerse coloradas con la exposición solar). 

Se agregan quienes han recibido exposiciones solares intensas de manera intermitente –este es un punto muy importante, ya que mu­chos creen que si es solo en vacaciones o 15 días al año no pasa nada, y no es así-. De igual manera, quienes se exponen al sol con protección inadecuada, aquellos con antecedentes de quemaduras solares importantes en infancia o adolescencia (con ampollas), los que realizaron tratamientos especiales en cabinas con lámparas ultravioletas o camas solares y aquellos con inmunosupresión (defensas bajas) y quienes presentan enfermedades genéticas precursoras de 

melanoma. 

 ¿Cuándo recurrir

a un dermatólogo?

La regla básica que tenemos para orientar a nuestros pacientes se conoce como la del ABCDE:

A: asimetría

B: bordes irregulares.

C: colores variados

D: diámetro mayor a 5-6 mm

E: evolución, cambios en el espesor, picazón, ardor, dolor y sangrado

Ante cualquiera de estas características es conveniente consultar a un especialista. Se sugiere el control anual de todos los lunares.

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