Salud y belleza
No te escondas, tenés rosácea…
Dra. Julieta Spada, médica especialista en Dermatología y Estética
MIN 117451 - MP 332671
Especial para Hoy
La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel del rostro cuyas causas son desconocidas. Se estima que 40 millones de personas en todo el mundo la padecen y el 21% de ellas evita contactos o condiciona su vida cotidiana.
El enrojecimiento facial se observa en el 75% de estas personas. Se trata del eritema transitorio, también conocido como flushing, que produce una sensación de calor o sofoco de aproximadamente cinco minutos y puede extenderse al cuello y pecho. Es más frecuente en mujeres.
Se clasifica en diferentes subtipos según sus manifestaciones clínicas y sus formas.
Existen distintos factores que la desencadenan, entre ellos, los más importantes son las temperaturas extremas (frío o calor), la exposición solar, los alimentos picantes o muy condimentados, las bebidas alcohólicas, el ejercicio intenso, el tabaco, diversos factores emocionales y algunos productos cosméticos astringentes o perfumados.
Se cree que en su origen estarían implicados la estructura vascular personal, el sistema neurovascular e inmune de la piel, las glándulas sebáceas, la colonización de ciertos microrganismos y algunas bacterias.
Puede ser confundida con otras enfermedades como las dermatitis alérgicas, el acné, las fotodermatitis (es decir, una reacción causada por el sol o la luz), la dermatitis seborréica y el lupus.
Resulta fundamental, para su cuidad, evitar los factores desencadenantes y utilizar protección solar de amplio espectro (UVA y UVB). Existen productos específicos para pieles sensibles, protectores de la barrera cutánea, no abrasivos, libres de fragancias, con PH ácido a neutro. Se deben evitar tónicos y lociones astringentes.
Para los episodios de flushing resultan de gran utilidad los sprays con agua termal y las compresas frías con té de manzanilla.
En cuanto a su tratamiento, utilizamos medicación tópica como el metronidazol, ácido azelaico, sulfacetamidao o la ivermectina, muy útiles como antinflamatorios en las formas clínicas más frecuentes.
Existe también un medicamento denominado brimonidina. Cuando existe compromiso ocular o el paciente presenta pápulas (lesiones sobreelevadas rosadas) o pústulas (con pus), es necesario utilizar medicación vía oral, en general doxiciclina a dosis antiinflamatorias.
También es muy útil para los enrojecimientos, la luz pulsada y el láser, ya que a través del calor cierran los vasos dilatados. Para la forma fimatosa, un subtipo muy comúnmente asociado con el engrosamiento de la nariz, el tratamiento definitivamente es con láser .
Es importante destacar que la rosácea es una condición que se controla y mejora.