Salud y belleza

Tanorexia: cuando estar bronceados se convierte en una obsesión

Dra. Julieta Spadamédica especialista en Dermatología y Estética
MIN 117451 - MP 332671

Especial para Hoy

Los parámetros de belleza fueron cambiando a lo largo de la historia. Tener una piel blanca y lozana era algo considerado refinado en siglos anteriores. Un cutis ajeno al sol era signo de distinción, ligado con la aristocracia. Por el contrario, aquellos que tenían que trabajar en el campo todo el año tenían pieles curtidas. 

A partir de la revolución industrial, cuando los trabajadores pudieron tomarse vacaciones, las cosas fueron cambiando. El tiempo de ocio era sinónimo de estar al aire libre. La genial y transgresora Coco Chanel fue una de las impulsoras de la moda del bronceado en los años 20.

Sin embargo, en el otro extremo se encuentra la tanorexia, un padecimiento que escapa a la simple idea de tener un poquito de color. 

¿Qué significa tanorexia? Etimológicamente, se construye con la sigla “tan”, que en inglés significa “broncearse”, y “orexia” que viene del griego y significa “apetito de”.  

Las tanoréxicas son personas con una preocupación exagerada e irracional por mantener la piel bronceada hasta llegar al punto de poner en riesgo la salud. Se trata de un tipo de trastorno “dismórfico”, es decir, una falta de aceptación crónica de la imagen corporal o facial. Quienes presentan esta condición, muchas veces, distorsionan tanto su propia imagen, que hasta pueden llegar percibir características inexistentes. En su afán desmedido por broncearse, utilizan tanto el sol como las camas solares.

Se puede hablar de un desorden psicológico que muchas veces se  asocia a otras conductas obsesivo compulsivas, como la ansiedad, anorexia, u otros trastornos alimentarios o el tabaquismo. 

Más allá de la moda, tiene una explicación fisiológica, ya que di-versos estudios demostraron que la radiación ultravioleta genera en estas personas liberación de endorfinas y efluvio de dopamina. Estas sustancias, sintetizadas a nivel endógeno (por el propio organismo) dan una sensación placentera, de bienestar, alivio del dolor, inductoras del sueño y hasta son liberadas en el climax sexual. Otros estudios demostraron incluso síntomas de abstinencia en quienes la padecen,  cuando son privadas de la luz ultravioleta. 

El sol tiene efectos beneficiosos de forma controlada con respecto a la síntesis de vitamina D, síntesis de melanina (sustancia que da pigmento a la piel), los estados depresivos y la psoriasis. Pero de ninguna forma esto justifica poner en peligro la salud por efectos de la radiación ultravioleta e infraroja.

Como alternativa para aquellas personas que gusten ver un cambio en la coloración de su piel, sugerimos la utilización de productos autobronceantes, la mayoría derivados de la dihidroxiacetona, que tiñen la capa más superficial. 

Estos productos no protegen de las radiaciones, ya que pueden llegar a tener como máximo un filtro solar 4. Tampoco existen comprimidos milagrosos para broncearse de forma segura, ya que la mayoría se absorben de forma distinta en cada individuo y además tardarían aproximadamente 10 semanas en llegar a la piel. Lo que sugerimos, ante la prolífica oferta de productos protectores solares con filtros altos y distintas formas cosméticas, es elegir el más adecuado a nuestro tipo de piel. No debemos olvidar reaplicarlos cada dos horas, después de tomar un baño, o tras la transpiración excesiva y el roce con toallas. 

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