Salud y belleza
Ácido hialurónico:más que un relleno de arrugas
Dra. Julieta Spada, médica especialista en Dermatología y Estética
MIN 117451 - MP 332671
Especial para Hoy
El ácido hialurónico inyectable hoy se encuentra en el top 5 de los procedimientos cosméticos dermatológicos más realizados. El ranking se completa de este modo: toxina botulínica, depilación láser, peelings químicos y microdermoabrasión (puntas de “diamantes”).
Pero, ¿qué es? Se trata de un componente de la matriz extracelular que poseemos en el organismo y que, con el tiempo, se va reabsorbiendo. No es un ácido desde el concepto “abrasivo químico”. Es un gel con distintos grados de viscosidad, entrecruzamiento (proceso para evitar que sea degradado por enzimas endógenas del organismo) y densidad; esto le da la versatilidad necesaria para tratar distintas áreas anatómicas y diferentes tipos de arrugas. Tiene capacidad higroscópica, esto significa capacidad de retener líquido localmente, motivo por el cual es tan importante la forma en la que se aplica.
La historia de los rellenos dérmicos comienza con el colágeno bovino, aprobado en 1981 por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU., por sus siglas en inglés). Esta agencia requería la realización de un test de alergia por su origen animal y con el tiempo fue discontinuado. También se utilizaban siliconas líquidas que tienen la característica de ser permanentes, migrar y formar granulomas, por lo que también se les retiró la aprobación.
Con el paso del tiempo, los rellenos dérmicos fueron evolucionando, mejorando sus características químicas y progresando en cuanto a su tolerancia y durabilidad. Los productos de ácido hialurónico utilizados en la actualidad no requieren tests de alergia. Sin embargo, más allá de los adelantos tecnológicos de las industrias que los producen con altísima calidad, la técnica de quien los aplica resulta fundamental para evitar efectos adversos.
Hay que entender que no se trata de rellenar arrugas solamente o dar volumen a los labios. Hoy sabemos que el envejecimiento es un proceso complejo y lo experimentamos en todos los planos del cuerpo. Por eso se debe conocer muy bien la anatomía de la piel, el tejido celular subcutáneo y el hueso. El énfasis debe estar puesto en restaurar el volumen perdido, especialmente en la zona media del rostro, que se va reabsorbiendo con el tiempo. Devolver esto da una apariencia sana y natural acorde al rostro de cada persona y no una cara abultada y desproporcionada.
El tratamiento con ácido hialurónico en general es bien tolerado con el uso de anestesia tópica o local. Es reversible con el tiempo. ¿Para qué colocar una sustancia definitiva si el rostro se modifica todo el tiempo?
Su duración comprende entre 6 meses a 2 años y esto depende de las características del metabolismo del paciente, el grado de entrecruzamiento del ácido hialurónico, el tipo de arruga y el área anatómica. En general, se evidencia que dura más tiempo cuando se aplica en combinación con la toxina botulínica.
Es importante destacar que, frente a cualquier complicación, existe un antídoto para el ácido hialurónico: la enzima hialuronidasa. De todas formas no es bueno abusar de ella, ya que también degrada el ácido hialurónico propio del paciente. Por esto también es tan importante la técnica de quien lo aplica.
Una vez más, lo sugerido es animarse frente a manos expertas, que lo convierten en un procedimiento seguro y muy satisfactorio.