Salud y belleza

Psoriasis, una enfermedad que se controla

Dra. Julieta Spadamédica especialista en Dermatología y Estética
MIN 117451 - MP 332671

Especial para Hoy

Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Psoriasis el pasado 29 de octubre, me pareció atinado escribir sobre el tema. 

Se trata de una patología inflamatoria crónica, no contagiosa, que puede afectar piel, uñas, cuero cabelludo, mucosas y articulaciones. Se calcula que 800.000 argentinos la padecen: entre el 2% y el 3% de la población se ve afectada. Se asocia a otras enfermedades como obesidad, dislipemia, síndrome metabólico, hipertensión arterial y trastornos cardiovasculares. Las formas clínicas más severas pueden observarse en pacientes inmunosuprimidos como, por ejemplo, personas con síndrome de Down. Se presenta a cualquier edad, tanto en hombres como mujeres. 

La lesión elemental propia de la enfermedad que afecta la piel es una placa rosada, bien delimitada, con escamas en su superficie. Existen otras formas clínicas que son variantes de este mal. Las zonas del cuerpo más afectadas son: cuero cabelludo, codos y rodillas, seguidas de uñas, manos, pies y tronco. La artritis psoriásica es la principal manifestación sistémica de la enfermedad. Ocurre principalmente en articulaciones pequeñas de manos o pies y puede llegar a ser deformante.

Es una patología multifactorial en la que existe predisposición genética y es desencadenada o agravada por estrés, traumatismos, infecciones, medicaciones, tatuajes, etc.

Es una condición con implicancias psicológicas que muchas veces condiciona la vida social del paciente por la falsa creencia de que se trata de algo contagioso.   

Muchos pacientes sufren, además, algún tipo de trastorno depresivo (más si es severa). Quienes la padecen reportan un mayor riesgo de infarto de miocardio (también en formas severas). Además, el tabaquismo, alcohol y la obesidad empeo­ran el curso de la enfermedad.

El diagnóstico de la afección es realizado por un dermatólogo. Solo se realiza biopsia cutánea si se requiere legalmente o hay dudas por formas atípicas.

Los tratamientos varían según la gravedad. La mayoría de las formas clínicas mejoran con la exposición solar cuidadosa, y se debe evitar el uso de camas solares. En casos leves, se utilizan tratamientos tópicos con cremas, ungüentos o lociones. Para lesiones moderadas, también medicación tópica y puvaterapia (cámaras de luz especial). En casos graves o que no respondieron a los tratamientos anteriores, fármacos sistémicos por boca o inyectables. Es fundamental la detección temprana para controlarla, evitar que avance y llegar al compromiso articular. 

Resulta de mucha ayuda la atención psicológica de los pacientes con casos graves. 

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