El accionar de Monsanto

Abusadores del campo

Un nuevo conflicto se está incubando en el frente rural. Mientras las autoridades K se cruzan de brazos, una imposición “imperialista” de la firma Monsanto busca usar a los acopiadores de granos como “cobradores compulsivos” de patentes de biotecnología

A exactamente 20 años de la primera campaña biotecnológica con la soja transgénica (RR), la próxima temporada sojera muestra una bandera de peligro por el accionar de la multinacional Monsanto, de sólidos vínculos con el kirchnerismo. ¿Qué sucede? El cobro por el uso de su biotecnología (es decir, la patente por la semilla genéticamente modificada) con una polémica estrategia que distorsiona los principios y las reglas de la cadena agrícola,  al imponer a parte de ella la función de “cobradores compulsivos” de supuestas deudas. La retención es de hasta U$S 15 por tonelada, en caso de que el grano contenga la presencia de la tecnología de Monsanto. Por eso, productores, acopiadores y cooperativistas, involucrados en esta caprichosa medida, levantaron su voz.

El Jefe de Gabinete del Gobierno Nacional, Aníbal Fernández, había reconocido el 19 de mayo de 2015 el atropello y anunció la sanción inminente de un decreto por el cual tanto la tecnología, como el germoplasma, se pagarían en la semilla, poniendo fin al conflicto. Pero pasaron casi  cinco meses y hay un silencio total del candidato a gobernador de una de las provincias con mayor cantidad de productores del país. “Es una sospechosa marcha atrás” del funcionario, dicen.

La Federación de Acopiadores de Cereales de la Provincia fue la primera en presentarse a la desigual batalla. Al igual que a principios de año, la semana pasada denunciaron estar ante esta “ilegalidad” donde Monsanto los obliga a retener de manera indebida dinero de productores sin ningún otro motivo que una orden de la empresa privada. La entidad denunció que se “utiliza a los comercializadores de la soja como agentes de retención y recaudación”.

Una cláusula ilegal

No puede ser, pero sin embargo es. La cláusula de biotecnología a la semilla de soja, además de una distorsión en la cadena, sería totalmente ilegal. “El mundo ideal diría que el costo de un evento se pague, pero hay que pagarlo en la semilla y no en la mercadería, ya que el momento de pagar por la tecnología es en la bolsa”, puntualizó en diálogo con Hoy, el miembro del comité ejecutivo de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), Edmundo Nolan. “Fiscalizar que todo el mundo pague lo que corresponde es una tarea del Estado y no de una compañía con acuerdos privados. Tenemos una entidad del Estado –INASE- que nunca fiscalizó, y por eso los semilleros buscan estos atajos con estos acuerdos”, reflexionó en la charla con nuestro diario, donde definió también este tema como uno de “persecución”.

El abogado Alejandro Carelli, quien desde 2012 representa a la Federación de Acopiadores, contó a Hoy: “Es una alteración sustancial en la comercialización, es la pretensión de un privado de cobrarle un evento de la semilla al grano (la semilla tiene otro régimen jurídico denominado ‘grano no destinado a la siembra’). Como cualquier contrato, le cobrará al que le vendió la semilla, pero ahora dice ‘yo vendo pero no voy a cobrarle a los productores de la semilla que vendemos’, nos larga el fardo a los acopios y a las cooperativas, y nos dice ‘te voy a esperar y a cobrar cuando quieras exportar el grano de soja’”.

De momento, el recurso de amparo presentado en la Justicia tuvo como efecto que una serie de jueces se declararan incompetentes ante la situación. Será la Corte Suprema de Justicia de la Nación la encargada de establecer cuál será el juez que finalmente falle en “una pelea” donde Monsanto, con la venia K, quieren seguir comiéndose a cerca de mil pymes familiares.

“Estos personajes, a la justicia se la pasan por los zapatos”

Por Fernando Rivara (*)
Especial para Hoy

Monsanto es el propietario de un evento tecnológico que se introduce en el ADN de la semilla de soja, obviamente ha desarrollado algo y por ese algo quiere cobrar, y en esto no hay nada que decir. El tema es el modo en que esta gente quiere cobrar. Es como si usted vaya a la panadería y le digan ‘tengo que retenerle 30 pesos, porque vino el carnicero y me dijo que Ud. le debe’. Obviamente que se va a generar conflicto entre usted y el panadero.

Hay evasión en el negocio de la semilla y esta gente (por Monsanto) no quiere iniciarle acciones al productor que no le pagó el evento a ellos. Entonces, ¿qué es lo que se le ha ocurrido a estos señores? Que cobremos nosotros, los acopiadores, que nos peleemos con nuestros clientes para que ellos puedan cobrar. Y el acopio no tiene nada que ver con la semilla, no vende ni compra semilla. Pero esta gente, constituyéndose en un Estado -porque sí, porque “yo lo ordeno”-, dice: ‘ustedes le van a hacer un análisis a cada camión de cada productor y me van a preguntar a mí (a Monsanto) cuánta plata les tienen que pagar los chacareros”.

Les explicamos que ante esta situación se nos quiebran las relaciones comerciales de años con nuestros clientes. Los productores nos van a decir, ‘si vos no me vendiste la semilla, ¿qué te metes?’.

Con Monsanto lo venimos hablando hace dos años, donde le hemos dicho: lo que nosotros podemos hacer es un análisis de la soja cuando el camión descarga en la planta de silo, mandarlo a un laboratorio para que ellos tomen conocimiento del que entregó soja Intacta, y que ellos le vayan a reclamar al productor. Pero no retener intempestiva y violentamente plata a un tercero, que además es ilegal, porque salvo orden judicial, ni siquiera con orden de la Presidenta puedo retenerle. Pero estos personajes a la justicia se la pasan por los zapatos.

(*) Presidente de la Federación de Acopiadores de Cereales, que nuclea a los acopios de todo el país. De Alberti (Bs.As.)