Apuntan a barrios privados por las inundaciones

La destrucción de humedales y bajíos ribereños del Río Luján, para permitir la construcción de countries, causante central de las inundaciones en municipios bonaerenses. Intendentes massistas en la mira

Las inundaciones que se viven en en la cuenca del Río Luján, dejan al descubierto una red de negocios permitidos desde los estados municipales, con la construcción irrestricta de barrios privados, que pone a la población a merced del crecimiento de las aguas.

Algunos de los distritos que sufren el desarrollo sin control de los countries, son Tigre, Pilar, San Fernando y Escobar, donde estos emprendimientos con fuerte apoyo municipal habrían ocasionado graves daños al ecosistema. Barrios como Villa Nueva, San Sebastián, Verazul, El Cazal, Nordelta, Puertos del Lago, entre otros, asentados a la vera de humedales del Río Lujan, han llevado hasta el paroxismo el neoliberalismo de los ’90 con el consentimiento de la clase política.

Los humedales se ven amenazados por el relleno para construcción de urbanizaciones privadas, la contaminación por efluentes cloacales e industriales, la sustitución de la vegetación nativa y la pérdida de la biodiversidad.

Tanto Tigre, Pilar, San Fernando y Escobar son conducidos por massistas, como lo son Julio Zamora, Humberto Zúccaro, Luis Andreotti y Walter Blanco, que a pesar de decir representar la nueva política, siguen sentados sobre el espíritu de dejar hacer al mercado sin mezclar al Estado en las decisiones centrales de gestión.

Uno de los señalados como “emprendedor serial” de barrios privados es el del actual diputado nacional Sergio Massa, a quien vinculan en su Tigre natal con el empresario Jorge O’Reilly, ejecutor de barrios cerrados y a quien supo tener como asesor “ad-honorem” cuando ejercía como intendente.

O’Reilly sería uno de los empresarios más beneficiados con la construcción de countries sobre humedales y bajíos ribereños del Río Luján, lo que equivale a rellenar áreas que habitualmente el río anegaba, ocasionando esa reducción que el río busque nuevos desvíos para escurrir sus aguas, generando grandes inundaciones en los últimos tiempos.

Especialistas consultados por Hoy remarcan que estos emprendimientos sin ningún control, quitan espacios al río para que pueda retener sus crecidas, ocasionando inundaciones con grandes alturas y con un mayor tiempo de permanencia del agua. Organizaciones sociales y ecológicas, acusan a los Ejecutivos locales de dictar normas para favorecer el emprendimiento de barrios cerrados, y las críticas se centran en el massismo, vinculándolo con los intereses empresariales, como sucede con el caso de O’Reilly.

Además, luego de cada crecida, los intendentes se muestran preocupados por la situación, pero a la hora de dictar ordenanzas y de controlar los emprendimientos inmobiliarios, se olvidan de las promesas y el pragmatismo impera fuertemente en sus acciones. Resulta paradójico que a pesar de que el mundo toma conciencia de los daños que se le produce al ecosistema, este tema no es central para la clase dirigente, permitiendo que la destrucción del medio ambiente siga avanzando sin ponerle  freno a tamaño desastre.

Oídos sordos a los avisos previos

Hace 4 años atrás, el Defensor del Pueblo de la Nación, había advertido a los distritos de Tigre, San Fernando, Escobar y Pilar, de los inconvenientes que surgirían con las lluvias en caso de seguir propiciando emprendimientos inmobiliarios sobre los humedales.

En la actuación 959/10 se señala que el impacto ambiental por la urbanización de miles de hectáreas de humedales, representa una seria afectación al ecosistema del Delta del Paraná, expresando su preocupación por la amenaza a los sitios arqueológicos y por el impacto ambiental como consecuencia de la construcción de barrios cerrados.
El informe de la Defensoría del Pueblo destacó que el impacto ecológico y social ocasionado por los emprendimientos localizados en tierra firme, como la "urbanización de miles de hectáreas de humedales", afecta directamente al ecosistema del Delta del río Paraná.

Además, el organismo público exhortó a los municipios implicados a realizar un estricto control en el cumplimiento de la exigencia legal de Estudio de Impacto Ambiental, para los emprendimientos urbanísticos o industriales en las zonas continentales vecinas al Delta del Paraná, y a sólo autorizar emprendimientos residenciales, industriales o agropecuarios en humedales cuando su necesidad se encuentre fundada en imperiosas razones de estricto interés público y no existan opciones menos perjudiciales.

Quilmes no se queda atrás

Los días de lluvia que se han venido sucediendo en las últimas semanas, trajo aparejado que el Barrio Nuevo Quilmes, entre cuyos accionistas centrales se encuentran los kirchneristas Carlos Kunkel y Mariano Recalde, volviera a estar en el centro de la escena política.

El emprendimiento inmobiliario quilmeño deja traslucir que tras su construcción, las inundaciones en los barrios que lo rodean se han hecho sistemáticas, habiéndose avisado antes de que esto iba a ocurrir, pero que desde la intendencia el alcalde Francisco “Barba” Gutiérrez, hizo oídos sordos a los reclamos de la gente.

La urbanización deficiente, donde se elevó la altura del suelo más de dos metros, dejando a los barrios aledaños a merced del agua, despierta la crítica de ambientalistas y vecinos indignados por el accionar de sus representantes.

Con la idea en la cabeza del progreso, los jefes comunales se largan a la construcción de barrios privados, sin ningún tipo de control estatal, y convirtiendo a las zonas vecinas a estos emprendimientos, en una Venecia argentina en la que los problemas no hacen más que saltar a la luz.