Crece la ola de despidos

La empresa informática Banghó anunció que echará a 480 trabajadores y suspenderá a otros 185. Atanor cerró dos plantas, dejando en la calle a 136 empleados. Desde Volkswagen confirmaron la suspensión de 600 personas. El flagelo no cesa

El sol no se puede tapar con un dedo y mientras el gobierno de Mauricio Macri insiste con que la recuperación económica es inminente y habla de trabajadores reubicados y subsidios a los despedidos, las empresas siguen echando a sus empleados.

Ayer, pese a que desde el gabinete nacional salieron a desmentir el anuncio de la empresa informática Banghó de que echará a 480 personas como consecuencia de la eliminación de aranceles a la importación de computadoras y notebooks, la compañía no rectificó la decisión de los despidos ni la suspensión de 185 trabajadores.

“En 2014 teníamos 920 empleados, hoy todavía hay 670. Pero de ese total suspendimos a 185. Al final del camino nos vamos a quedar con unos 280”, sostuvo uno de los directivos de la firma, Carlos Suaya, al tiempo que agregó: “Puede ser que encuentren trabajo, pero de eso que se ocupe el Gobierno, que bajó los aranceles a cero”.

Y es que, según Suaya, en los últimos meses intentaron explicarle al Gobierno que había “alternativas” entre el 35% que regía y la eliminación total del tributo, aunque, según sostuvo, “fue imposible tener un diálogo”.

El empresario advirtió, además, que la medida también afectará indirectamente a otros sectores dentro de la empresa, como el del pack­aging, ya que Banghó “generaba una demanda local de entre 300.000 y 400.000 cajas, que ahora van a venir de afuera”.

Mientras, el secretario de Transformación Productiva de la Nación, Lucio Castro, aseguró ayer que el Gobierno prevé incluir a estos despedidos en un plan que les abona por 9 meses el equivalente a un salario mínimo, incorporándolos a empresas que acepten hacerlo con beneficios como facilidades crediticias y bonificaciones de tasas.  

Según el funcionario, además de los empleados de Banghó, ya ingresaron en esta modalidad trabajadores de Alpargatas y Electrónica Fueguina, otras dos compañías con riesgos de despidos masivos.

Atanor también

En una semana negra, también ayer la empresa Atanor cerró de manera definitiva dos de sus plantas químicas, ubicadas en las localidades bonaerenses de Baradero y Munro, y despidió a 136 trabajadores.

Sindicalistas del sector denunciaron que el cese de actividad de las fábricas respondió al incremento de las importaciones en el país y la compañía lo rechazó, para sostener que la razón radica en “un cambio del foco de sus inversiones” por el que “pasaron a darle prioridad a los herbicidas”. 

Lo cierto es que la compañía confirmó el cese de actividades en esas plantas a través de un comunicado de prensa en el que agregó que “se encuentran en proceso diferentes acciones que, entre otras, han implicado la venta del ingenio azucarero Marapa”, ubicado en Tucumán y adquirido en diciembre por el empresario supermercadista Emilio Luque.

Por su parte, el gremialista petroquímico Néstor Carrizo sostuvo que Atanor “optó por la importación de lo que se producía” en la fábrica que cerró “porque aparentemente es más rentable la importación que la producción”.

La punta de un iceberg

La situación de estas compañías se replica cada vez a mayor velocidad. Volkswagen es un caso paradigmático de lo que sucede a nivel macro: mientras hace unos días el titular de la compañía en Argentina, Pablo Di Si, anunciaba un aumento de las ventas de 0 km de entre un 10 y un 15% este año y la presentación de un plan al gobierno para importar autos híbridos y eléctricos, los trabajadores de la planta de General Pacheco anunciaron ayer que habrá suspensiones masivas en esa planta.

“A partir de marzo 600 empleados podemos quedar suspendidos por un año y medio”, sostuvo Juan Carlos Amado, uno de los trabajadores de la empresa que hasta el año pasado empleaba a 4.700 trabadores en Pachecho y que, actualmente, cuenta con 1.700.

En declaraciones periodísticas, Amado aseguró que la decisión fue comunicada por Volkswagen y avalada por el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor que conduce Ricardo Pignanelli: “Smata dice que es el mejor acuerdo que se puede hacer y que tengamos fe”, agregó.

La UOM de Rosario pide audiencia con el ministro Triaca

La Unión Obrera Metalúrgica de Rosario reiteró ayer el pedido de audiencia con el ministro de Trabajo de la Nación, Jorge Triaca, luego de los 170 despidos en la fábrica Mefro Wheels.

“Queremos marchar con el Gobierno nacional a nuestro lado, no en contra”, expresaron los metalúrgicos en las puertas de la sede rosarina del Ministerio de Trabajo de la Nación.

Allí, el titular de la UOM de Rosario, Antonio Donello, entregó un petitorio a las autoridades, solicitando una entrevista con el ministro Triaca, ya que entienden que desde la fábrica de llantas de acero “han dejado desabastecida su planta en nuestro país, abandonando a sus trabajadores, incluso boicoteando al mercado al cual le proveían, vendiéndoles sus productos desde Alemania”.

Por su parte, el secretario general del Sindicato de Prensa Rosario, Edgardo Carmona, opinó que el cierre de Mefro Wheels se da “a raíz de la apertura de importaciones, que hacen que a la empresa alemana le convenga más importar las llantas que producirlas en el país”.

Desde el gremio de los lecheros no ven salida para Sancor

El secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra), Héctor Luis Ponce, reconoció ayer la “situación crítica” del sector y sostuvo que Sancor “tiene problemas económicos y financieros tan grandes que no van a salir sin una alianza” con otra empresa.

Luego de encabezar la presentación de un encuentro de derecho laboral, Ponce se refirió a la situación de Sancor, al sostener que esa cooperativa “tiene salida” pero “no bajo este esquema de dirección”.

“La organización sindical se ha puesto en contacto con empresas que podrían comprar parte o aliarse con Sancor. Hay empresas interesadas”, añadió, al tiempo que aclaró que sus expresiones “no tienen porqué ser compartidas por la dirección de la cooperativa”.

Ante la posibilidad de conseguir un préstamo, el dirigente sindical afirmó: “Nadie te va a dar 400 millones de dólares para que después veas si te fue bien o mal. ¿El crédito soluciona el problema de fondo?”.

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